30. Más Fuertes

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No había en absoluto algo que fuera más cruel para Emilio, que tener que aceptar que era necesario salir de la cama. Teniendo a Joaquín desnudo, durmiendo sobre su pecho, sintiendo la calidez de su piel, su respiración tibia y pausada cerca de su cuello; era simplemente todo lo que necesitaba para estar bien, para sentirse completo y vivo; y su mente se negaba a la idea de poner fin a esos momentos.

Pero ésta era una mañana diferente, y el oji-café lo sabía. No había forma de poder alargar los minutos que se quedaban envueltos entre las sábanas, entre besos y sonrisas perezosas. Así que sin otra opción, tendría que despertar a su novio, y rápidamente darse a la tarea de prepararse para salir.

- Joaco, bebé...- Emilio murmuró mientras sus manos subían y bajaban delicadamente por la espalda del ojimiel. - Debes despertar, recuerda que tenemos que ir con mi padre

Joaquín se removió lentamente, todo su cuerpo sintiéndose lánguido, algo adolorido, y luchando por reaccionar del sueño, que sin lugar a dudas no había sido suficiente.

- Buenos días, Emi...- El castaño murmuró dejando un pequeño beso cerca de su mandíbula - Bien, tomaré una ducha rápida y salimos...-

El menor cómo siempre se mostraba receptivo, y completamente dispuesto a acompañar y apoyar a Emilio en todo lo que pensaba podía resultarle incómodo. No se quejaba, a pesar de sentirse exhausto, trataba de no hacer mayores preguntas que pudieran incomodar a su novio.

Había aceptado ir a la reunión con Juan, y así lo haría. Y se había llenado la cabeza de argumentos válidos, en dónde encontrar un buen empleo cerca de Emilio era una perfecta justificación; pero lo cierto era que lo único importante era acompañar a su novio, en todas esas situaciones que sabía le resultaban difíciles.

Joaquín había notado lo que la presencia de Juan provocaba en Emilio. No era sólo incomodidad, ó desagrado; más bien parecía que el rizado se sentía atemorizado estando junto a su padre. Y luego, cuándo Emilio finalmente se sinceró con él, y le habló sobre las cosas difíciles que vivió en su infancia, cómo verse obligado a acostarse para hacerse hombre con una actriz, creía que podía entender finalmente aquella reacción.

Pero ahora Emilio no estaba sólo, lo tenía a él, aunque no se sintiera la gran cosa; y no lo dejaría pasar por ese tipo de situaciones lejos de su mano para sostenerlo.

- Está bien, te prepararé algo para desayunar...- Emilio dejó un suave beso sobre la coronilla del castaño, y se separó de él sintiendo el frío recorrer su cuerpo.

Joaquín sonrió, y rápidamente se puso de pié buscando entre el suelo y la cama las prendas de ropa que Emilio le había arrancado a tirones unas cuántas horas atrás.





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Joaquín miró con asombro el enorme edificio en el que la camioneta de Emilio ingresó. Notó cómo el mayor aparcaba en un lugar especialmente reservado a su nombre, en el amplio subterráneo que estaba repleto de vehículos tan ó más lujosos que el de su novio.

¿Cómo Conquistar A Un Virgen En La Primera Cita? // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora