Joaquín es un joven brillante y lleno de carisma, pero con una triste realidad. Cuándo los problemas y la angustia lo sobrepasan, se vé obligado a vender lo que más había atesorado... su virginidad; para así poder solventar los gastos de su familia...
Todo había sucedido demasiado rápido los siguientes días. Un Joaquín demasiado enamorado, sonriendo a cada momento luego de la inesperada sorpresa que Emilio había elaborado para él, se preparaba ya para lo que serían nuevos cambios en su vida.
Aunque no tenía idea aún de lo complejas que podrían ser algunas cosas, en éste nuevo mundo ~el de Emilio~, al que estaba entrando; Tenía ahora la seguridad que junto a él, todo siempre sería mejor.
Un fin de semana de compras, dónde el mayor se encargó de preparar hasta el más mínimo detalle de lo que sería el viaje de Óscar. Bolsos, todo tipo de ropa, accesorios y un costoso celular para poder permanecer comunicados. Todo frente a los ojos de un sorprendido Joaquín, quién ahora no se sentía con la autoridad suficiente cómo para decirle a Emilio que no consintiera tanto al pequeño.
Finalmente era su hermano; y Emilio deseaba tanto ser uno bueno, y recuperar así también el tiempo que sentía les habían robado.
Cuándo el Lunes llegó, y con él la hora de ir a despedir a Óscar a la escuela; en dónde un bus lo esperaba para llevarlo a él y a otros niños más a Acapulco, ninguno fué capaz de contener la emoción.
- Adiós Oski... por favor cuídate mucho, nunca te alejes del grupo, come todo a la hora de la cena, no te duermas muy tarde por jugar con tu celular, y recuerda llamarnos todas las veces que sea posible...- Joaquín estaba agachado junto a su hermano; su voz notoriamente temblorosa, mientras luchaba por contener la emoción.
Joaquín y Óscar jamás se habían separado por tanto tiempo, y el ojimiel sentía una extraña sensación en el estómago, al tener que ver partir a su pequeño hermano, a pesar de sentirse orgulloso.
- Si, Joaco... me lo dijiste cien veces antes de salir de casa - Por su parte Óscar se veía feliz y ajeno a la angustia del castaño.
- Diviértete mucho, y conoce muchos amigos también...- Para Emilio también era más simple. El rizado sonreía ampliamente mientras sentía cómo Óscar respondía a sus palabras con un fuerte abrazo.
- ¿No te enojarás conmigo si no gano una medalla, Mailo? - El pequeño preguntó con algo de timidez.
- Por supuesto que no, yo sólo quiero que disfrutes de ésta experiencia. Para mí, ya eres el niño más inteligente que conozco, y me siento muy orgulloso de tí; sé que llegarás muy lejos, Oski...-
- Intentaré disfrutar y ganar una medalla, si lo hago... será para tí - Óscar respondió sonriente, mientras se volvía a abrazar al oji-café.
- Gracias bebé, sé que lo harás increíble...- Emilio devolvía aquel abrazo que se sentía interminable.
- Bien, definitivamente me estoy empezando a sentir celoso...- Joaquín vociferó mientras parpadeaba rápidamente.
Finalmente y luego de varios abrazos más, Emilio y Joaquín vieron a Óscar subir al autobús y emprender camino a Acapulco. Las lágrimas supieron ser discretas.
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