Un desafortunado cambio de género - Autor OG Abralhugres

Parte 35

¿Alguna vez has movido tu cuerpo más allá del agotamiento?

Nunca parecía terminar. No importa cómo golpeó, no importa cuán duro luchó, no importa cuántas pequeñas victorias hubo, las fuerzas abrumadoras contra él lo dejaron crudo y vacío.

Le recordó todos esos años en el campo de batalla, ahogándose en sangre y alcohol mientras su mundo se arremolinaba tan lejos de su control que lo único que podía hacer era mover su cuerpo más allá de ese estado de agotamiento y hacia el entumecimiento que se encuentra al otro lado.

Estaba vagamente consciente de su propio cuerpo suplicando misericordia. Un descanso. Un momento de respiro.

Menos sangre. Menos muerte.

La mayoría de los miembros de la tribu de osos solo seguían órdenes. Incluso algunos de los magos negros probablemente habían sido arrastrados a una guerra más allá de su comprensión y encontraron poder en un lugar mal equipado para la humanidad.

No era que Cale tuviera ninguna simpatía por ninguno de ellos. No era ese tipo de persona. Ellos eran el enemigo y él era un soldado. Ellos fueron los que agredieron y él los mataría a todos mil veces para proteger a su preciosa familia.

Era solo que podía sentir un poco de empatía por eso.

Era difícil no hacerlo cuando eras soldado durante tanto tiempo como él. La hiperconciencia de que eras solo un engranaje en una rueda que giraba fuera de tu comprensión y la gran mayoría de tus enemigos eran los mismos de esa manera específica.

Podía sentir la empatía sin una gota de simpatía.

Sin embargo, incluso la empatía se secó cuando los golems comenzaron su asalto.

Todavía estaban haciendo todo lo posible para defenderse de ellos sin ninguna pérdida importante de vidas, o en el peor de los casos, permitiendo esas monstruosidades dentro de las puertas de la ciudad.

Tenían que tener cuidado de no destruirlos tampoco. Al menos no hasta que estuvieran preparados para manejar las consecuencias de hacerlo.

Cale apenas era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse cara a cara con un solo golem y ahora que estaba rodeado por media docena, era todo lo que podía hacer para sobrevivir hasta el momento siguiente.

Un puño pesado que podía romper el suelo debajo lo perdió por apenas unos centímetros mientras se movía para contraatacar, su cuerpo se movía más o menos por instinto en este punto.

Realmente había mucho que podían manejar. La monstruosa fuerza de los golems hizo que todo lo demás palideciera en comparación y...

–y el escudo de Roksu había desaparecido–

Cale quería creer que era porque su estúpido hermano menor había cumplido su palabra. Que no se había extendido demasiado y estaba descansando racionalmente mientras otras personas tomaban un turno.

Fue una mentira difícil de tragar.

Cale no lo creía. Ni por un segundo. Conocía a Roksu mejor que nadie y sabía que su hermano no cumpliría su promesa.

Algo terrible había sucedido.

Y su cuerpo exhausto no tuvo más remedio que continuar la tarea frente a él.

Si se rompía la puerta, se hacían. Los osos y los magos ciertamente harían un daño inimaginable, pero fueron esos golems...

Y la desesperación negra acechando dentro de ellos, alimentándolos.