Dear Remus Lupin [Wolfstar]

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Anybody have a map?

Querido Remus Lupin,

El día de hoy será un gran día y te diré por qué: ¡porque hoy todo lo que debes hacer es ser tú mismo!

Las cartas siempre son iguales. El saludo habitual, seguido de su nombre porque las cartas van dirigidas a sí mismo. Luego, el cuerpo, donde deberá recordarse que el día será bueno. Todo hasta ahí se mantiene simple, incluso sencillo porque es la parte constante, la que nunca cambia. Lo difícil es el resto, esa parte rara vez sale bien...

Aunque también tienes que demostrar que estás seguro de tí mismo y ser interesante. Alguien con quien la gente quiera hablar, simplemente se agradable. Pero en su mayoría asegúrate de ser tú mismo, ya sabes, esa es la regla número uno.

Sé tú mismo pero mejor. No seas alguien raro o ansioso o depresivo...

—¿Por qué escribes eso? —murmura para sí mismo y empieza a borrar la última parte, presionando con violencia la tecla.

Apenas van a ser las 8:00 a.m. Está muy consciente de que no tiene la imaginación para tomar el papel del Remus que debe ser en las cartas. A esta hora solo está el Remus real, el más agotador.

¿Te gusta no tener amigos? Dijiste que estabas mejorando, tienes que mejorar.

Es el primer día de clases de su último año en preparatoria. No puede dejar que las cosas salgan mal hoy. Debe hacer todo lo posible por sacar a la luz esa versión de sí mismo que hace amigos con facilidad; encontrar ese yo que no se queda parado afuera del auditorio esperando al final de cada concierto de la banda escolar para hablar con Sirius Black y decirle cuánto le gusta verlo tocar guitarra, pero cuando lo ve saliendo al pasillo se acobarda y no logra decir nada. Básicamente, la tarea consiste en ser todo lo que no existe en él.

Puede terminar el resto de la carta durante la semana, decide cerrando la computadora. Dirige la vista a los frascos de medicamento que están en el buró. Toma las dosis correspondientes de cada frasco y se levanta de la cama para observarse en el espejo. Se ve como siempre; es él pero con la variante de un yeso que abarca la mitad inferior de su brazo, resultado de una caída de un árbol hace unas cuantas semanas.

—Veo que decidiste no cenar ayer. —Ve por el espejo a su madre, parada en la entrada de su cuarto sosteniendo frente a ella el billete que dejó la noche anterior en la barra de la cocina.

—No tenía hambre.

—No es como que tengas que hablar con alguien, Remus, puedes pedirlo por internet —responde ella, completamente consciente de su técnica de evasión. Él suspira y ella frunce el ceño, escaneando la habitación.

A veces, cuando su madre tiene esa mirada mientras habla con él, Remus jura que puede ver los engranajes en su cabeza funcionando para descifrar el enigma que tiene por hijo. Nunca parece dar con una respuesta pero tampoco parece próxima a dejar de hacerlo.

—Bueno, eso no es del todo cierto porque de todos modos vendrá un repartidor a quien tendré que pagarle y darle propina. Eso ya es hablar con alguien —Hope niega, una sonrisa exasperada pintada en su rostro mientras mete el billete en el bolsillo del uniforme quirúrgico que utiliza diario en el trabajo. Remus se golpea mentalmente por el tartamudeo en su voz y por no haber tomado el dinero y ya, pudo haberse ahorrado toda esa conversación.

—Y dime, ¿estás haciendo esa tarea que te encargó el doctor Binns? Las cartas a tí mismo para motivarte —Se sienta en la orilla de la cama mientras palmea el lugar restante para indicarle que se siente con ella. En cuanto lo hace, extiende su mano para acomodar un rizo en su cabello. Remus se aleja por instinto y la mano de su madre se queda un momento en el aire antes de caer —Ya sabes: Querido Remus Lupin, hoy será un gran día... y todo lo demás.