Dear Remus Lupin [Wolfstar]

9

Tell him everything I see

Cuando Remus ve a Sirius irse de la mesa, se siente un poco aliviado. Siempre le es difícil mantener la calma con él cerca; literalmente parece que no puede evitar decir todas las cosas incorrectas frente a él. Andrómeda y Ted no hablan mucho mientras empiezan a recoger la mesa, ellos vuelven a rechazar sus intentos por ayudar pero Remus de todos modos toma los manteles individuales y los apila en una esquina. Ella le sonríe dulcemente y los toma para guardarlos.

—Entonces, estaba pensando —empieza a decirle, captando su atención. —Se me ocurrió que podrías apreciar un rato a solas en la habitación de Regulus.

No. No, por favor.

—Sé que debe haber muchos recuerdos entre ustedes ahí por lo que me has contado. Aún no he movido nada, la verdad es que aún no decidimos qué hacer con las cosas pero sí...Pensé en que tal vez querrías verla antes de que otra cosa suceda.

Y Remus genuinamente no quiere hacerlo pero no está en posición de negarle nada a esta mujer. No después de que ella lo ha hecho sentir tan bienvenido en su hogar. No puede decirle que no después de que escuchó de su boca lo mucho que le gusta tenerlo en casa.

—Sí. Eso sería... muchas gracias —se levanta lentamente y medio sonríe.

Empieza a caminar, sin mucha certeza de a dónde ir. Desearía no haber dicho que ya había estado en esa casa. La única respuesta viable parece subir las escaleras, no ha visto más habitaciones en la planta baja. Hay un pasillo con una puerta que Remus está seguro de que es un baño y al fondo solo hay un cristal corredizo que parece dar al enorme patio. Entonces sí, escaleras arriba.

Se encuentra con más puertas ahí. ¿Y si entra a la habitación de Sirius por error y toda la amabilidad de antes se desvanece? Respira, observando a su alrededor. No hay ruido proveniente de ningún lado. Casi todas las puertas están cerradas menos una.

Hay un marco de puerta vacío en la habitación al final del pasillo. Recuerda haber escuchado comentar eso, que hace tiempo quitaron la puerta del cuarto de Regulus. No sabe por qué. Conforme camina, distingue en uno de los marcos varias marcas de altura pero lo que destaca es el nombre de Sirius escrito en el tope. Cuando llega al final del pasillo ve marcas parecidas, un poco más bajas que las que había en la puerta de Sirius y son menos pero ahí está el nombre de Regulus, claro como el agua.

Entra lentamente, aún sin estar seguro de qué esperar y tanto Sirius como él saltan cuando se topan de frente.

Idiota. Idiota. Idiota.

Empieza a murmurar una disculpa, tiene que estar en el dormitorio equivocado aunque eso no tenga sentido. Lo poco que logra ver a su alrededor no es lo que hubiera imaginado que sería la habitación de Sirius.

—¿Qué haces aquí?

—Yo... —se rasca la nuca con incomodidad y toma aire —Andrómeda me invitó a subir y me pareció grosero decir que no.

Sirius parece relajarse al instante. No es su habitación. Parece tan intruso como él mismo en ese lugar. Hay rayones en el suelo de madera y golpes sin reparar en la pared. Todo a su alrededor se ve inquietantemente ordenado, hasta las partes desordenadas. Se nota que nadie ha tocado nada ahí en días.

—Adelante. —El chico parece observar todo como si se despidiera del lugar —Yo ya me iba.

—No tienes que irte, estás en tu casa —su voz sale más rápido y aguda de lo que esperaba pero genuinamente piensa eso.

—Tienes razón, pero es el cuarto de Regulus con quien, seguramente, tienes mejores memorias que yo.

Otra mentira. Es la primera vez que Remus está ahí y ya siente ganas de huir. Sin embargo, Sirius parece tan afectado por su propia declaración que tiene sentimientos encontrados con respecto a eso. Lo invade la sensación de que el chico se aleja en sus propios pensamientos. Remus casi podría convencerse de que es invisible si el silencio permaneciera por más tiempo pero no lo hace.