Dear Remus Lupin [Wolfstar]

17

Nobody else but the two of us here

Sirius sabe que cuando Remus le recordó por la mañana que utilizara tenis, definitivamente no se refería a unos Convers. La cosa es que Sirius no tiene otro tipo de tenis. Los tenis deportivos han sido un "no" rotundo en su guardarropa desde que se dio cuenta que ya no había pares con luces de colores de su tamaño. Además, descubrió las botas o, en su defecto, los Convers.

Está metido en esa situación porque Remus le prometió otro día de excursión en el parque Hogsmeade. Mentiría si dijera que no se sorprendió mucho al encontrarse genuinamente emocionado por la idea. No es que sea un fanático de la naturaleza ni nada por el estilo pero eso es lo interesante.

Remus es un hablador compulsivo cuando se olvida estar nervioso, cosa que hace cada vez más seguido con Sirius y él lo agradece porque escucharlo hablar sobre algo que lo apasiona tanto se ha vuelto uno de sus pasatiempos favoritos.

Desde ese día en su cita improvisada, cuando Remus le contó sobre su trabajo como guardabosques, se fijó en el brillo alegre en sus ojos y en la forma en que sus manos se movían mientras señalaba árboles. Incluso le gusta cuando habla sobre documentales (Remus jura que Sirius ha visto todos los musicales del mundo y Sirius jura que Remus tiene el mismo problema con los documentales) e inevitablemente presta atención porque no quiere perderse ni un solo momento de su emoción.

Le resulta fascinante la forma en que tiene nuevo conocimiento sobre cosas que nunca había encontrado interesantes hasta que Remus llegó a su vida. Y el hecho de que es recíproco sólo lo mejora todo porque Sirius puede hablar durante horas sobre música y bandas sonoras de películas y Remus nunca parece cansado de escucharlo.

Cuando apenas se estaban conociendo, una parte suya se preguntaba si Remus siempre se quedaba con ganas de decir más de lo que comunicaba. Todo el tiempo parecía detenerse a mitad de una oración o un pensamiento, como si lo guardara para sí mismo. Eso es algo que ya no hace con él. Ahora es como si Remus creyera que todos sus pensamientos son dignos de compartirse mientras están juntos. Y lo son.

Le gusta la forma en que se olvida de estar nervioso por un momento mientras hablan y cómo se ha dado cuenta de que no debe pedir perdón cada vez que no está de acuerdo con algo que Sirius dice.

Y le gusta tener esa versión de Remus para él.

Incluso si esa versión de Remus observa sus tenis con desaprobación.

—Sirius, esos tenis no son deportivos.

—¿Disculpa? He hecho mis mejores excursiones con estos —sonríe con suficiencia y Remus parece no poder evitar la risa que sale de sus labios.

—Bien pero cuando te canses...

—Cuando me canse, tendrás que llevarme cargando —bromea y suelta una carcajada cuando ve el rostro de Remus. —Grosero —le da un golpe juguetón con el hombro y siguen su camino hasta la entrada del parque.

La verdad es que Sirius nunca ha sido aficionado a hacer ningún tipo de ejercicio que requiera mucho esfuerzo físico de su parte. Hacer senderismo es uno de esos deportes que evita activamente porque le gusta la naturaleza pero no todo lo que conlleva estar en ella. Hay muchas desventajas como insectos y el clima en general sofocante; también hay ventajas como pasar tiempo con Remus en el pequeño mundo que parecen crear mientras están solos.

Además, lo hizo prometer que harían una ruta corta y ligera. Nada de caminos empinados o escalar.

—Hagamos esto —asiente con decisión y sigue a Remus.

El camino empieza a tener cada vez más bifurcaciones pero Sirius confía en que Remus sabe lo que está haciendo porque cada tanto le señala árboles o plantas y le dice sus nombres. Incluso hay un momento en que se agacha para darle a Sirius una piña que cayó de uno de los pinos..