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Requiem

['Cause when the villains fall, the kingdoms never weep, no one lights a candle to remember. No, no one mourns at all when they lay them down to sleep.

So, don't tell me that I didn't have it right, don't tell me that it wasn't black and white.

After all you put me through don't say it wasn't true. That you were not the monster that I knew]

......

Andrómeda revisa el correo después de que todos salen de casa. Se encarga de repartir la correspondencia. Los recibos de pago de servicios son para ella, los pagará en cuanto tenga oportunidad; las facturas son de Ted y si Sirius recibe algo, lo deja en su cuarto. Pero hoy es diferente. Hoy hay un sobre amarillo que no sabe cómo catalogar.

Lo abre sin mucha convicción hasta que encuentra un pequeño montón de hojas y en la primera distingue un nombre. Remus. Observa otra de las hojas y se siente a sí misma sonreír cuando lee el otro nombre. Regulus.

Oh.

Lee el contenido en todas las hojas con sumo cuidado. No pasa ni media hora cuando ya está volviendo al primer mail, relee una y otra vez cada palabra. Llega al punto en que puede escuchar a Regulus diciendo las palabras plasmadas en la hoja; casi puede escuchar su risa de nuevo.

Su risa, un sonido que se volvió más y más reservado con el tiempo. Otra de las cosas a las que dejó de tener acceso, ahora está ahí tan clara para brindarle confort. El mero pensamiento de que Reg tuvo a alguien con quien reírse de nuevo basta para brindarle algo de consuelo. El conocimiento de que alguien ha rescatado estas pequeñas partes que para ella estaban perdidas y le ha traído de vuelta su voz.

Un par de lágrimas se escapan de sus ojos conforme más repasa las palabras. No son lágrimas de tristeza, se sorprende al notarlo. No tiene motivos para estar triste, no cuando tiene la oportunidad de encontrar a Regulus una y otra vez en las palabras que él mismo escribió.

Hablan sobre árboles y películas; mencionan el viaje al huerto. Es todo lo que Remus prometió y más.

Ella tiene una parte de él de vuelta y eso llena un poco los espacios vacíos que había antes.

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Cuando Sirius llega a la escuela el lunes, lo reciben un montón de pósters con la cara de su hermano y mensajes anti suicidio; también las miradas de lástima de cada persona con quien se cruza por el pasillo. No quiere estar ahí pero tampoco cree que quedarse en casa siga siendo una opción. Tal vez Andy habría accedido; muchas veces dejó que Regulus se saliera con la suya.

—Hey —la voz de James lo saca de sus pensamientos.

James, el único ser humano en esta escuela que parece no estar perdiendo la cabeza.

—¿Qué mierda es todo esto? —Murmura, desconcertado.

Confirma que hay carteles, pines y Sirius jura que vio una playera. ¿Qué carajo?

—Honestamente, era peor el viernes —admite su amigo.

Pasan por el casillero de Regulus, imposible de ignorar ahora. Ve su nombre en él y un montón de flores, lo cual es... no tiene sentido. ¿Desde cuándo a alguien ahí le importa su hermano?

—¿Por qué de pronto todos aman a mi hermano? —Espeta.

Su voz llama un poco la atención en los pasillos. Hay gente dándole miradas de desaprobación y James hace una mueca. Sirius prefiere que no diga nada. Después de años de amistad con él, se ha dado cuenta de que James es alguien muy incómodo para hablar si no sabe qué decir.

Dear Remus Lupin [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora