i

234 27 0
                                        

Siete años

Incluso en sus mejores días, Regulus solía tener problemas para hacer amigos.

Fue la clase de niño que lloró en su primer día de clases y se aferró a la pierna de Andrómeda cuando trató de convencerlo para que entrara al lugar. Sirius tomó su mano con la fuerza que sólo un hermano mayor puede tener ante un niño de siete años. Cruzaron juntos por las rejas de colores, abiertas de par en par y por los pasillos con puertas decoradas.

El alivio no duró mucho. Sirius tuvo que irse a su propio salón y Regulus no dejó de llorar hasta la hora del almuerzo, cuando pudo ver a su hermano de nuevo.

Estaba parado en la puerta de su salón de clases y tenía una sonrisa enorme. Eso lo animó de inmediato. Dejó que lo guiara hasta el patio de juegos y se sentó con él mientras comían. Fue un buen consuelo después de pasar toda la mañana viendo como sus compañeros lograban hacer amigos y pequeños grupos se formaban sin que él pudiera hacer mucho más que observar.

Pero Regulus pudo compartir su almuerzo con Sirius ese día y durante las siguientes dos semanas de escuela. Él estaba bien con ese acuerdo. Le gustaba pasar tiempo con Sirius y descubrió que era más divertido tener un rato juntos en vez de esperarlo en casa como antes de que él pudiera ir a la escuela. De todos modos, eso no duró mucho. Sirius, de hecho, tenía más amigos y su vida social no se veía limitada a su hermanito. Empezó de forma gradual; primero un almuerzo y después los cinco correspondientes a la semana escolar. Y él seguía invitándolo a jugar o a pasar tiempo con sus amigos pero Regulus aprendió a distinguir desde una edad corta cuando no era bienvenido por otras personas.

Él pudo aceptar eso. Se molestó con Sirius en silencio los días que no se veían en el almuerzo pero todo se arregló por la tarde cuando volvían a ser sólo ellos dos. Siguió sin hablar mucho con los niños en su grado y ninguno hizo mucho esfuerzo por hablar con él.

...

ocho años

La hora de lectura se volvió la favorita de Regulus sin mucho esfuerzo. Todos se quedaban en silencio y leían. Era imposible hacerlo mal y le gustaba la sensación de que podía hacer lo que sus compañeros hacían. Ese año, Andrómeda le regaló un libro sobre el espacio y otro sobre animales marinos.

Ese año, también fue la primera vez que Regulus habló con un niño de su clase. Era nuevo y la maestra le hizo compartir mesa con él. Ninguno dijo mucho pero a la hora del almuerzo, Regulus se esforzó por hablar y atreverse a preguntar.

—¿Quieres venir conmigo? —Cuestionó.

Una sonrisa se abrió paso en el rostro del niño y se sintió bien ver que alguien estaba feliz ante la idea de pasar tiempo con él. No que Sirius no fuera increíble (al menos en casa), pero incluso con ocho años Regulus entendía que su hermano no podía ser su único amigo.

Por primera vez en su corta carrera escolar, Regulus no deseó que su hermano apareciera. Le gustaba la idea de hacer algo solo, tener un momento de cierta satisfacción infantil como lo era prometerle al chico nuevo mostrarle uno de sus libros lleno de dibujos de dinosaurios después de que este expresara que le gustaba todo lo relacionado a ellos.

Significó demasiado en ese momento, la promesa de que algo más iba a pasar al día siguiente.

......

Bueno, siento que muchxs tienen dudas sobre Regulus y me gusta el estudio de personajes así que aquí tienen esta pequeña sección que será recurrente en el fic con más contexto de Regulus:)

Estos pequeños fragmentos no cuentan como capítulos normales así que los estaré publicando con menos regularidad y entre semana, antes de los capítulos normales de los viernes! Espero logren entender mejor al personaje y puedan ver un poco más de cómo yo lo veo; igual espero lo disfruten tanto como yo disfruto de escribirlo:) 

Ya saben que acepto sus comentarios y aportes, me gusta mucho leer cualquier opinión (a menos de que me mienten la madre, ahí sí lloro)

Gracias por leerme<3

Besos, Ann

Dear Remus Lupin [Wolfstar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora