¿Y si el Rey Carlos III y la difunta Lady Diana tuvieran tres hijos en vez de dos?.
Con la salida de Harry y Megan de la familia real británica, el escándalo no hace más que asomar el palacio de Buckingham.
¿Y si el rey Carlos usará un arma esco...
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Avanzo con precaución con mi teléfono en mano, siguiendo las indicaciones que Alexander me envió hace un rato, y siento una confusión mientras me acerco al destino. Este lugar es muy distinto a lo que había imaginado inicialmente. No se que esperaba realmente. Se trata de un barrio discreto, casi oculto en las afueras del centro de Londres, donde se alinean pequeños apartamentos exactamente idénticos entre sí. Reduzco mas mis pasos, buscando el número de la casa que corresponde y finalmente lo encuentro al final de la calle. Subo las escaleras hasta la puerta, toco el timbre y espero.
Mi desconcierto aumenta cuando la puerta se abre ante mí. Alexander esta del otro lado sonriéndome y.... esta cubierto de pintura.
—¿Dónde esta Alexander?— preguntodudosa.
Su sonrisa se vuelve mas grande.
—Estoy justo delante de ti, Linda... —responde con una chispa juguetona en sus ojos, mientras su mano señala con gracia su propio aspecto pintoresco. Se hace a un lado para que pueda pasar.
Ingreso a el lugar y mis ojos recorren el espacio, buscando más indicios de lo que podría estar sucediendo. El lugar parece ser una antigua casa que fue transformada en....¿Un estudio artístico? Lo que debe haber sdo la sala de estar está llena de caballetes, lienzos y tubos de pintura de colores diversos. Hay una obra de arte en progreso en un caballete en el centro de la habitación, pero lo que más me llama la atención es Alexander. Su camiseta y pantalones están salpicados de colores vibrantes, y sus manos también están manchadas de pintura.
—¿Qué está pasando aquí? —pregunto con asombro, tratando de procesar la escena delante de mí.
Alexander ríe suavemente y se acerca, extendiendo sus manos pintadas hacia mí en,un gesto que parece más bien una invitación que un abrazo.
—Bienvenida a mi pequeño caos creativo, Georgi. — repite el gesto y niego con la cabeza.
—No voy a tocarte—digo el suelta una carcajada— estas repleto de pintura.
Me alejo de un poco mas de el antes de que intente hacer algo mas — ya conozco esa sonrisa traviesa —voy hasta el centro de la habitación, miro con curiosidad el lienzo.
—No recuerdo que hayas dicho que pintabas —pregunto mientras observo el bello jardín en proceso. Esta pintado con tanta exactitud que hasta parece real.
Alexander se encoge de hombros, y la sonrisa traviesa sigue en sus labios.
—No es algo que haga todo el tiempo. — dice despacio. Veo por el rabillo del ojo que se acerca un par de pasos—Es algo que hago cuando el protocolo y las formalidades me estresan. Me ayuda a distraerme.
