Necesitaba un respiro, descansar mi mente, quería que mi cerebro dejara de funcionar un tiempo, descansar. Pero llego él, y me hizo olvidarme de mis preocupaciones. Era lo opuesto a mí, y de hecho hacía que lo odiase por su personalidad, pero cada v...
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╰►NUNCA me había dolido la cabeza de tanto pensar. Podía marearme, darme sueño, o cansarme, ¿pero dolor de cabeza?
La cosa es que no paro de darle vueltas al asunto desde anoche. ¿Petra se enfadará conmigo? ¿Hange se enfadará conmigo por no contarle nada? ¿Rivaille también se sitió excitado mientras bailaba conmigo? Bah, pero sí me dijo que ni se la levanté ni un poquito.
Me siento en la silla y miro la ropa encima de mi cama.
Finalmente, me acabo la taza de café y comienzo a arreglarme. Hoy decido vestir con una sudadera de color verde con rayas blancas, unos tejanos azules acampanados y mis bambas blancas. Me dejo el pelo suelto, y agrego colorete, rimel y brillo de labios en mi cara.
Me pongo el abrigo y meto todo lo necesario en mis bolsillos.
-¿Vas a salir? -miró a mi tía.
Me acerco a ella y la abrazo. -Voy a ver a Eren, no regresaré tarde.
-Dile al pequeño que se acerque a ver a su tía antes de irse.
-Sé lo diré. -la vuelvo a abrazar y salgo de casa.
Nada más poner un pie en la calle, una ráfaga de viento me golpea en la cara. -Qué frío. -murmuro.
Me encamino a la parada del bus, y durante el trayecto Hange me está llamando.
¿Qué hago, se lo cojo y lo confieso todo? ¿Le cuelgo y le digo que estoy ocupada? Mejor no le contesto.
Hago la tercera opción. Pero esta insiste y continúa llamando.
Han pasado diez minutos y esta sigue haciéndolo. La gente de la parada me mira raro.
Una señora que lleva un minuto sentada a mi lado me mira mal. -Contesta la llamada chiquilla.
-Sí, lo siento. -digo incómoda.
No tengo otra opción que cogerlo y alejarme de la parada.
-¡¿Por qué no me contestabas?! ¿¡Sabes lo preocupada que estaba!? Iba a llamar a mi madre ahora mismo.
-D-Dime Hange, ¿qué necesitas?
-Las malditas magdalenas no suben. Estaba probando la receta que me pasaste de tu madre, quería que Erwin probara alguno de mis favoritos, pero no suben como ponía en el maldito papelito. -escucho un estruendo.
Me asusto. -¿Hange? ¿Todo bien?
-Ah, sí, es que el palito salió volando.
-¿¡El palito!?
-Sí, es que con eso compruebo si está hecho por dentro.
