Necesitaba un respiro, descansar mi mente, quería que mi cerebro dejara de funcionar un tiempo, descansar. Pero llego él, y me hizo olvidarme de mis preocupaciones. Era lo opuesto a mí, y de hecho hacía que lo odiase por su personalidad, pero cada v...
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╰►NOS tiramos toda la tarde viendo películas, cómodos. Cuando llegaron Petra y Erd se sorprendieron al vernos de aquel modo, y lo mejor es que no me importo, ni a Rivaille parece que tampoco.
La pareja se marchó a su cuarto.
—¿Tienen televisión allí? Por qué—me interrumpió.
—Sí. —reí ante su corta respuesta.
No quería pasarme de cariñosa, así que me contuve las ganas de abrazarlo. A mi mente se me vino cuando Petra le beso frente a mí y a Erd.
Sentí algo de molestia, pero la ignoré por qué Theo James me parece muy guapo. Pero era raro, por qué no me parecía más guapo que Rivaille.
Cuando nos acabamos las tres películas eran las nueve de la noche, y Hange me había llamado.
—¿Quieres algo para cenar? —asentí.
—¿Sabes lo que es una tortilla francesa? —volví a asentir.
—Haré eso, ¿la quieres de jamón? Sobro esta mañana.
—Vale. Yo llamaré a Hange, parece que me llamo. —digo buscando su contacto.
Cuando la llamo me lo coge al instante.
—Pero que son estas horas de llamar... —dice pícara, Levi alcanza a escuchar y pone los ojos en blanco.
—Dime, que querías. —digo entre risas mientras bato un huevo con el móvil entre el hombro y mi oreja.
—Deja. —me aparta suavemente. — Ya me ayudarás cuando termines de hablar.
—Puedo hacer las dos cosas a la vez...
—No. —es una negación autoritaria, así que cedo.
Me siento en el taburete y espero a que Hange termine de contarme qué hizo hoy. Resumidamente, estuvo jugando a un juego con el móvil mientras Erwin pensaba en nuevas recetas para el restaurante, y después de comer una siesta y otra sesión de sexo. Según ella, eso era muy importante y me lo recordaba casi siempre que tenía relaciones sexuales con el rubio, por qué dice, que como siga sin echar un polvo iba a acabar igual que Rivaille de amargado.
Y ella no quiere un cruel destino así para mí. Después le digo que está loca, y le explico lo que hicimos hoy, obviamente, omito que vimos las pelis medio abrazados por qué está él escuchando.
Esta grita emocionada diciendo que pagaría por vernos como una pareja feliz, yo aflojo el volumen por si acaso.
—Estás demasiado loca, ¿tomaste algo?
—Es la cuatro ojos, que quieres. —le miro cansada.
—No la llames así... —me ignora y sigue con lo suyo.
