Necesitaba un respiro, descansar mi mente, quería que mi cerebro dejara de funcionar un tiempo, descansar. Pero llego él, y me hizo olvidarme de mis preocupaciones. Era lo opuesto a mí, y de hecho hacía que lo odiase por su personalidad, pero cada v...
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╰►—HANGE, tu le diste la idea a Rivaille, ¿verdad? —pregunte mientras sacaba la bata blanca de la bolsa.
—Pues... —mira al pelinegro.
Dentro también habían botas negras de hule y un estetoscopio de color rosa palo.
—Te dije que no le compraras esto, que fueses original. —responde él.
—¡Para que luego se lo puedas comprar tu en su cumpleaños!
Giro a mirarle. —Osea, que tu sabes mi cumpleaños pero yo no me sé el tuyo.
—Es el veinticinco de diciembre. —dice el rubio mientras se termina su plato de pollo a l'as.
Se queda congelado después de decirlo. Yo me quedo pensando, y Hange le reprocha con la mirada a mi novio ante el silencio que se instala en la sala.
—¿No se lo habías dicho?
—Callate, cu—se calla ante mi mirada.
—Rivaille, ¿por qué no me acompañas a la entrada? Creo que me he dejado el móvil en el abrigo. —este no responde, pero sé que va detrás de mí.
A través de uno de los espejos, veo como asesina a su pareja con la mirada.
Me voy justo al bolsillo de mi abrigo y saco una pequeña cajita.
—¿Por qué no me dijiste que tu cumpleaños fue en navidad?
—No me gusta cerebrarlo, y mucho menos que me digan feliz cumpleaños.
—Eso último es mentira, el veinticinco estuviste todo el día con el móvil en la mano, en la oreja, ¿me mientes?
—Nuria, no me gusta mi cumpleaños, no hay más misterio. —asiento, enfadada.
Salgo de allí con una falsa sonrisa en la boca.
Hange y Erwin están hablando en voz baja.
Cuando nos acercamos, seguimos abriendo regalos como si nada. Trato de que la tensión en el aire desaparezca, pero Erwin se ve culpable y nervioso.
Levi se mentiene en silencio y habla de vez en cuando con el rubio, pero nada más.
—Nuria, porfa, ayudame a meter esto en mi despacho. —dice Hange mientras yo agarro un lado de la bolsa y ella de la otra.
Entramos en la habitación y cierra detrás de ella.
—¿Todo bien con Levi?
—Va a pagarme la universidad, paso las noche a su lado, me ha presentado a su madre pero no me quiere decir por qué no le gusta su cumpleaños. —ella me mira cruzada de brazos. —Parece que salgo con un hombre que no conozco. Y además... —mire mi reloj. —Me quedán semanas para tener que volver al pueblo.
