Necesitaba un respiro, descansar mi mente, quería que mi cerebro dejara de funcionar un tiempo, descansar. Pero llego él, y me hizo olvidarme de mis preocupaciones. Era lo opuesto a mí, y de hecho hacía que lo odiase por su personalidad, pero cada v...
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╰►—¡¿LE hiciste la cobra?! —yo me encojo en el sofá.
—No le diría así... No llego a lanzarse, o bueno, yo tampoco me lancé... —digo mientras me acuesto en el hombro de Armin.
Él nos tapa a ambos con la manta mientras vemos a Hange frente a nosotras.
Estuve toda la noche repitiendo el momento en mi cabeza. Daba vueltas y vueltas en la cama. No podía conciliar el sueño. ¿Que hubiese pasado si mis labios y los de él se hubieran tocado? Y si nos hubiésemos besado, ¿qué pasaría después? ¿Hubiésemos caído en la tentación?
Me adentro aún más debajo de las sabanas, tengo la nariz congelada. ¿Podré ahorrar para ir a París?
Al día siguiente, después de comer, seguía carcomiéndome la cabeza, así qué decidí escribir en el nuevo grupo que había creado Hange el día anterior. Ella muy emocionada...
Armin no parecía el único emocionado, él también quería saber mucho más. Hange nos avisó que Erwin no estaría mañana el apartamento, nuestro lugar para reunirnos sería ahí.
—En realidad, pienso que hiciste bien... —dijo Hange dando el último sorbo a su café descafeinado.
—¿Por?
—La boda de Petra y Levi sigue en pie. —debajo de su mesa me tiende un sobre.
Mis manos tiemblan al ver transparentado una postal de color rosa y blanca. Cuando la saco Armin palidece a mi lado con los ojos muy abiertos.
La postal es de color rosa pastel, llena de decoraciones blancas. Cuando la abres hay una foto de ambos. Ella con un vestido azul cielo y él con un traje gris. Ambos miran a la cámara mientras él le agarra de la cintura con una expresión sonriente. Y ella de la misma manera.
—Se nota mucho que la sonrisa es falsa... —dice Armin a mi lado.
Al otro lado hay un pequeño texto con ambas firmas, me niego a leerlo. Lo guardo en su respectivo sobre y lo dejo encima de la mesa.
—No iré a París.
—¿¡Qué!? —gritan ambos a la vez.
—No voy a ir a París unas semanas antes del día de su boda. —nos quedamos en silencio.
Mi prima se acerca y me abraza, por un lado, mientras que Armin por otro.
—Creo que lo mejor es poner freno a esto antes de que se me escape de las manos.
Agarro mi móvil mientras ambos están pegados como sanguijuelas a mis brazos. —¿Vas a cancelar lo de Francia?
Asentí mientras entraba en el chat de Isabel.
Mi corazón no quiere, pero mi cerebro sabe que es lo mejor para mi delicada salud mental.
