Necesitaba un respiro, descansar mi mente, quería que mi cerebro dejara de funcionar un tiempo, descansar. Pero llego él, y me hizo olvidarme de mis preocupaciones. Era lo opuesto a mí, y de hecho hacía que lo odiase por su personalidad, pero cada v...
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╰►LAS luces brillaban como las estrellas. Las calles estaban decoradas con nieve falsa, guirnaldas, e inmenos robles decorados con bolas y luces. Era todo aún muy navideño. Y ya estaban intercambiando todos esos decorados por los de año nuevo.
—¡Teniamos que haber venido mañana! Seguro que ya habría estado cambiado. —dijo mi prima a mi lado.
—Cuatro ojos, esto no estara finalizado hasta dentro de cuatro días. Literalmente esta todo lleno de brillantes verdes y rojos, no se quita en un día. —dice el pelinegro que me sujeta de la cintura para no perderme entre la multitud.
Erwin rodea el cuello de Hange con su brazo para no perderla, y esta tiene las manos metidas en los bolsillos de su abrigo.
—Vale, enano, pillado.
Suspire profundamente, y Erwin se puso a reirse de mi expresión. —Te acostumbraras.
—Eso espero. —le respondo.
La multitud atraviesa nuestro pequeño grupo y Erwin y Hange deben dejar pasar a los turistas que visitan las calles.
Levi me agarra con más fuerza. —Ten cuidado, pasan empujando y les da igual el daño que causan. —dice en voz alta.
Yo si hubiese sido él me moriría de la verguenza de decir lo que pienso. Algo que me gusta mucho de él, que no le tiene miedo a lo que le diga la gente y siempre tiene como defenderse, aún que no tenga razón, pero siempre tiene una respuesta para todo.
Mi brazo va a su cuello y lo aproximo a mí para besarlo. Es tan adicctivo que no puedo parar de unir nuestros labios.
—No te enfades, la gente esta emocionada. —le susurre.
—Pues que se controlen. —me agarro de la mano y caminamos hasta Hange y Erwin quiénes estaban mirando la entrada de una cafetería.
—Chicos, ¿os apetece entrar a merendar unos churros? —pregunto Erwin mientras se quitaba sus guantes de color negro.
—¡¿Con chocolate?! —pregunto su novia emocionada.
—Si quieres, claro. —dice con una sonrisa.
Levi me miro. —¿Quieres?
—¿Tú quieres? —se encogio de hombros y miro el local.
—Esta sucio. —Hange nos agarro de los brazos y nos adentro.
—Pediremos que nos limpien la mesa, no te preocups don limpio.
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