twenty-six +18

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►AL llegar al apartamento de Rivaille lo primero que hice fue quitarme las botas, estás estaban haciendome rozadura. 

En cuanto Rivaille me pregunto si quería ir con él al apartamento no dude en aceptar. Podría decirse que puedo acostumbrarme a esto. 

Él se saco el famoso abrigo por el que comenzo todo y yo después de las botas lo mismo. 

Se acerco a mí y yo no dude en hacerlo también. Sus manos abiertas se posaron en mis mejillas, me puse de puntillas y fundimos nuestros labios en un dulce beso. Solte las botas que estaban en mi mano derecha para agarrarme a su jersey con fuerza. 

Los latios de mi corazón iban a una velocidad incalculable, lo que me estaba haciendo sentir desde que lo conocí inexplicable. ¿Será que mi amor por él era real? 

Sus manos bajaron a mi nuca y me hizo retroceder hasta las escaleras. Era una obvia y clara invitación a ir a su cuarto personal. Donde nuestras ganas y deseos acabarían con nosotros un día entero. 

Me separé, le di la espalda y subí hacía arriba con el pisandome los talones. 

Una vez llegamos al largo pasillo no dudo en colocar sus manos en mis caderas y girarme a él. Puse mis manos en ambos lados de su cuello y camine de espaldas a su cuarto mientras nuestras lenguas exploraban nuestras bocas una vez más. 

Sus labios decidieron bajar a mi cuello. No puse pega en cuando sus manos bajaron un poco más. En cuanto me agarro fuertemente pude sentir su miembro duro y fuerte pegarse contra mi estomago, sin la plataforma era baja que él. 

—Rivaille. —gemí inconscientemente, este moridsqueo mi cuello con fuerza, eso me hizo gemir un poco más alto. —¡Rivaille! —le regañe una vez se separo de este y pude tocar mi cuello. 

La marca de su dentadura estaba ahí. Mañana tendría un gran moraton. 

No dijo nada y volvió a unir sus labios con los míos. Yo tampoco hable más. Todo mi yo palpitaba, literalmente. 

Adentré mis manos debajo de su jersey de lana negra. Su piel debajo de esta estaba caliente, y mis manos siempre estaban calidas, a lo contrario de las suyas. Pero me gustaba porqué los escalofrios que me daba en estas situaciones me excitaban. 

Le quite la prenda superior, y pocos segundos después él a mí.

Rodeé su cuello con mis brazos y el me alzo para poder rodear su cintura con mis piernas. Una vez sus piernas tocaron el pie de su cama, me arrecosto en ella sin despegar nuestros labios.  Mis manos bajaron a su cinturon y mientras sus labios bajaban a mi escote le desabroche el pantalon. 

enchanted to meet you - levi ackermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora