Necesitaba un respiro, descansar mi mente, quería que mi cerebro dejara de funcionar un tiempo, descansar. Pero llego él, y me hizo olvidarme de mis preocupaciones. Era lo opuesto a mí, y de hecho hacía que lo odiase por su personalidad, pero cada v...
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╰►—ESTOY reventada. —digo al entrar a casa después de mi novio.
Este también venia muy cansado después de trabajar. Ambos llevabamos una semana de perros... Él estaba muy cansado de que los vigilantes de seguridad no completaran su horario por x razón, y yo en la cafetería cada vez venía más gente, y sobretodo gente mayor que empieza a tener sintomas de demencia, esos eran los que más frustración daban.
Y para el colmo, Farlan y Isabel se había vuelto a ir de viaje y nos habían dejado a su hermoso perro con nosotros.
Al pobre no ibamos a tenerlo todo el día encerrado, así que me ofrecí a sacarlo y pues me toca a mi todas las tardes.
—Vamos Bowser.
—¿Quieres que lo haga yo?
—Nah, yo puedo, ya de paso iré a correr, hace tiempo que no lo hago, tu date una ducha y relajate. Después podemos ver una peli mientras cenamos. —me acerqué hasta él para darle un beso en la mejilla.
Este estaba recostado en el marmol de la cocina.
Este regreso a agarrarme de la mejilla y me dió un largo beso. Me quede con ganas de más en cuando sus dedos rozaron mi trasero.
Corrí junto a Bowser algo ansiosa, su toque había hecho que me pusiera nerviosa y con ganas de...
Al llegar, este estaba tumbado en el sofá mientras veía la televisión.
Yo subí a ducharme, al cacabar me puse lo mismo de siempre, la camiseta negra (ya limpia y con su olor) y uno de mis pantalones.
Me recosté en su pecho y este acerco un aperitivo a mi boca. Gustosa lo comí. Me quedé viendo la pelicula, pero ambos nos dormimos y a mitad de la noche me desperté. Este me tenía agarrada para que no me cayesé, y Bowser estaba en su cama, durmiendo.
Agarré el primer móvil que vi y lo encendí para ver la hora.
Són las tres de la mañana.
—Rivaille. —este se removió algo desconcertado. —Vamos a la cama, dormiremos mejor. —este asintió y ambos nos levantamos.
Cuando estuvimos tumbados con las persianas bajadas y las pequeñas lucecitas de la mesa de noche encendidas nos abrazamos. Mi mano recorrio lentamente su espalda, haciendole pequeñas cosquillas.
—Sigue, porfavor. —susurro en mi oído cuando paré.
Continué hasta que su respiración fue regular, pensaba que estaba dormido, pero sentí un beso mojado en mi cuello.
Después otro, otro, y otro... Termine por acariciar su pelo suavemente. Su pelo era tan liso y precioso.
—Rivaille... —su nariz fría se recorrío todo mi cuello junto a sus labio y lengua.
