Capítulo 11

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Desperté por el recorrido de sus húmedos besos sobre mi piel y la excitación no tardó en darse a relucir: todas mis ganas contenidas hacían que con un simple tacto por su parte mi entrepierna se incendiara.

—¿Así despiertas a todas las mujeres con las que has dormido? —pregunté, abriendo mis ojos y encontrándome con su mirada.

Su rostro se posicionó a mi altura y sonrió.

—Con ellas jamás debí esforzarme —dijo, y fruncí el ceño —. No me detendré hasta no ser tu excepción.

Besó mis labios y no pude evitar removerme algo incómoda.

Incluso a tempranas horas, sentía esta molesta necesidad hacia él. Supuse que comenzar por los pasos previos sería una buena idea teniendo en cuenta por lo que había atravesado con lo de la promesa, pero solo lo había empeorado.

—¿Estás bien, Bri?

Lo aparté un poco de mí para lograr tomar asiento, y asentí.

—Tienes las mejillas enrojecidas —notó lo que yo ni siquiera, y las cogió para devolver mi mirada hacia él. Llevaba sus ojos entrecerrados como si estuviera estudiándome y una sonrisa se aproximaba en sus labios —. ¿Te has excitado?

Si lo negaba, debía buscar una muy buena excusa.

Si lo confirmaba, debía hacerlo con mucha clase.

Para mi mala suerte, no era buena en ninguna de las dos.

—No te hagas el sorprendido —me salí de su cama, planeando largarme de allí antes de que acabara descubriendo hasta mis más oscuros secretos —. Has estado jugando conmigo desde que he llegado.

Cogió mi mano y, al jalar de ella, volví a caer sobre su cama. Su cuerpo se montó a horcajadas de mí y sus brazos descansaban a ambos lados de mi cabeza. Bajo su mirada fui inspeccionada por unos segundos hasta que separó mis piernas con las suyas para ubicarse en medio.

—Y ¿cómo crees que he estado yo? —presionó su miembro erecto contra mi pelvis y mordí mis labios con fuerza —Si me dices que me quieres dentro tuyo ahora mismo, no me importará que tu hermano se encuentre a unos metros.

Cualquiera que pudiera resistirse a esto merecía un premio. Por el momento, yo no era candidata.

Hice el intento por controlar mis hormonas, pero todas las existentes en mi sistema estaban completamente enloquecidas. A gritos me pedían que ignorara a Lucas y que, por una vez, dejara de privar mis jodidos deseos.

—Has perdido la cabeza —susurré, rozando sus labios en tanto me decidía por qué hacer.

—Tan solo tienes que decirlo...

Deslicé mis manos por su espalda desnuda hasta llevarlas a su trasero el cual, lamentablemente, no se encontraba desnudo. Sin embargo, tenerlo entre mis manos era como gozar del segundo puesto porque el primero era el que estaba haciéndome agonizar.

—Khalan —se escuchó desde fuera acompañado de golpes en la puerta.

Él se apresuró a cubrir mi boca con una mueca divertida y excitante en su rostro. Su miembro, aún más duro, volvió a presionar contra mi pelvis con más intensidad y gemí en silencio.

La tortura de este tipo en manos de Khalan no era nada agradable.

—Tú decides, Bria.

—Se nos hará tarde para arruinar el desayuno de Bri como en los viejos tiempos —alcanzamos a oír a Lucas, ahora hablando más bajo y lo que parecía ser más cerca de la puerta para que la supuesta Bria en la habitación de Somi no escuchara su plan.

DOMINANTE (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora