Capítulo 3

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Luego de lo de anoche, me había costado trabajo conciliar el sueño sabiendo que Khalan estaba durmiendo a poco metros de mi habitación cuando tenía tantas preguntas por hacerle.

¿Por qué había bebido tanto? ¿Por qué me había provocado en la fiesta? ¿Qué decían los mensajes que había eliminado hace un año atrás? ¿Siquiera lo recordaría? ¿Acaso recordaría las cosas que había dicho ayer?

—Ya has perdido la galleta en tu café —Lucas tomó asiento a mi lado y, cuando quise retirarla, ya ni siquiera se encontraba entre los dedos que la habían sostenido.

Aparté la taza de mí y observé a mi alrededor para ver si había rastros de Khalan. Sin embargo, parecía que aún no había despertado por lo que respiré aliviada.

—¿Estás bien? Te ves algo dispersa.

Y como para no estarlo...

Fingí una sonrisa y asentí.

—Estoy ansiosa por escuchar todas las historias que me he perdido —las mentiras no paraban de salir de mi boca.

Mi hermano se echó sobre el respaldo de la silla y se cruzó de brazos, pensativo.

—¿Por dónde debería empezar? —se preguntó a sí mismo.

—La fiesta tras irme a Suiza —Lucas frunció su ceño ante mi veloz respuesta —. Quiero saberlo todo.

—Te aseguro que no quieres saberlo —Khalan se apareció en escena y maldije a mis adentros, aunque toda frustración desapareció en cuanto lo vi.

Llevaba su cabello recogido en un moño, un pantalón que debía ser de mi hermano ya que se ajustaba ligeramente en su trasero pomposo, y una playera que ameritaba quitársela con los dien...

«Calma tus jodidas hormonas, Bria», me regañó mi cabeza.

—Tienes razón —Lucas estuvo de acuerdo, pero de alguna forma me las ingeniaría para que me contara todo sobre aquella noche —. ¿Deberíamos contarle sobre la vez en que una muchacha quiso sobornarte para que te acostaras con ella?

Por primera vez, Khalan se dignaba a verme y robó la taza de mi hermano para darle un sorbo.

—Mis historias no son lo suficientemente interesantes —respondió con la misma frialdad de ayer antes de embriagarse.

Lucas rio, estupefacto.

—¿Cómo que no? ¿Me dirás que...?

—¿Yo conduje la moto hasta aquí anoche? —lo interrumpió.

Mi hermano se encontraba cada vez más y más desconcertado.

—Lo habrías hecho de haber podido permanecer de pie —le dije y clavó su mirada en mí —. Yo lo hice. Yo conduje tu preciada motocicleta hasta aquí.

Él procesó por unos segundos lo que acababa de decirle. Tal vez, le enfadaba que alguien más que él la hubiera conducido, o puede que estuviera sorprendido de que una mujer supiera hacer una actividad socialmente considerada para hombres.

—¿Has esperado a que el aceite del motor cogiera temperatura antes de usarla? —quiso saber y sonreí a mis adentros.

La excitación previa al folle.

—Dos minutos —respondí —. Es una verdadera belleza.

Él se quedó examinándome con la mirada y juro que pagaría por saber qué era lo que estaba pensando.

—Khal, cariño —mi madre rompió aquel momento, llamándolo por el apodo de toda la vida —, ¿te quedarás a almorzar? He cocinado el plato favorito de Bri.

DOMINANTE (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora