Capítulo 27

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En un completo silencio, mis dedos jugaban con los mechones de su cabello mientras esperaba que cogiera algo de descanso. Jamás creí que pudiera llegar a sentir algo tan profundo por Khalan como lo que sentía ahora. Mi pecho dolía, pero no de una forma negativa, sino que a causa de la felicidad que desbordaba en mí. Él era perfecto para mí pero, sin embargo, nadie lo sabía. Lo nuestro debía sentirse como llevar una relación secreta con alguna celebridad, pero la adrenalina que aquello conllevaba ya se había agotado. Tan solo quedaba el tipo de adrenalina natural que existía entre nosotros, la misma que me provocaba tenerlo frente a mí cada día.

—¿No puedes dormir? —susurró Khalan, abriendo sus ojos para verme.

De hecho, dormir junto a él era muy fácil. La calma que me brindaba tenía el mismo efecto que aquellas pastillas para dormir que alguna vez había tomado.

—¿Recuerdas mi diario? —él rio, asintiendo —No fue hasta hace poco que lo encontré luego de algunos años. Solía escribir tonterías, eso lo recuerdo bien, pero existían tonterías que ahora me resultan importantes.

La yema de sus dedos recorrían mi rostro con delicadeza.

—Tenías una vida muy interesante, Bri.

—Y también un gran secreto que no recordaba —su expresión recobró algo de seriedad —. A los quince años ya sentía cosas por ti, pero tenía demasiado miedo.

Él se hundió en el silencio, desviando su mirada de mí.

—Así como tú, también decidí ignorar mis sentimientos y sepultarlos para que no causaran problema.

—¿Lo descubriste aquel día que tu habitación era un desastre y te encontré allí con él? —asentí —Ahora comprendo porqué te enfadaste cuando quise arrebatártelo.

—Éramos muy jóvenes —acaricié su mejilla mientras recordaba aquella época —. Supongo que, de una forma u otra, estábamos destinados a descubrir lo que sentíamos por el otro.

Khalan acercó su rostro al mío pero, contrario a lo que creí que haría, permaneció viéndome a los ojos. No dejaba de sorprenderme todo lo que su cercanía provocaba en mí, y eso no hacía más que asegurarme una sola cosa.

—Podría jurar que sentía mi corazón destrozarse cada vez que pensaba en ti mientras estabas en Suiza —habló —. Estando aquí, al menos, sabía si alguien te atraía, pero allí no tenía idea de tu vida. Cada noche que pasaba, en mi cabeza era una oportunidad nueva para que encontraras a alguien que no era yo.

—¿Aún lo sientes así?

—Sólo en mis pesadillas —declaró.

Las pesadillas... ¿Todas las que había tenido habrían sido por ese mismo motivo? Mi pecho dolía al saber que, por mí, es que él había sufrido tanto. No me hacía responsable de eso porque no había hecho nada, pero me afectaba enterarme que mi ausencia le había hecho más daño del que alguna vez llegué a pensar.

—Hace semanas que las pesadillas no aparecen, Bri —él sabía que lo que acababa de contarme no había pasado desapercibido para mí.

Abracé su cuerpo con fuerza, y cerré mis ojos para disfrutar de su calma y presencia. No sé si todas las personas a las que quería se suponía que me hicieran sentir tan bien, pero Khalan lo hacía. Con él era como si recargara mi energía por completo.

—No quiero que sientas lástima por mí.

—No siento eso —dije —. Es solo que no sabía cuánto daño te había hecho mi partida, pero agradezco que me lo hayas contado.

Aparté mi cabeza de su pecho para alzarla a su rostro.

Estaba jodidamente enamorada. Jamás creí que fuera a sucederme tan profundamente con alguien, pero mucho menos con él.

DOMINANTE (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora