¿Que él qué?
Sentí mi cabeza dar vueltas y me obligó a recostarme al sostenerme por la nuca y presionar mi pecho para dejarme caer sobre la cama.
—¿Qué has dicho...? —pregunté, dudosa.
—Esperabas otra respuesta, ¿no es así? —al menos, lo veía sonreír —Admito que se sintió bien decirlo después de tantos años, aunque sea en vano porque mañana no recordarás nada.
¿¡A-AÑOS!?
¿Acaso esto era un sueño? Debía serlo. La borrachera debía de haberme provocado algún tipo de alucinación y ya había perdido la noción de qué era real y qué no.
Lo tenía frente a mí. Por años, siempre había tenido algo para decirle y, en su mayoría, habían sido insultos. Ahora mismo, no podía pensar en nada más que asegurarme que esto fuera cierto. Que él fuera cierto y no producto de mi imaginación.
—¿Cómo estás tan seguro? —le pregunté —¿Y si sí lo recuerdo todo mañana?
—Eso querría decir que ahora eres muy consciente de lo que acabo de confesar y, para mí sorpresa, no has huido —se puse de pie con la intención de apartarse de mí —. Ya me he acostumbrado a la idea de que siempre seré un simple amigo para ti.
No podía ser cierto lo que mis oídos estarán oyendo. No estaba declarándose con todas las palabras, pero sí estaba haciéndolo.
Me aferré a su mano, impidiendo que se marchara.
—¿Y qué si lo recuerdo todo mañana? —joder. Por mucho que intentara sonar sobria, realmente me era imposible.
Él suspiró y llenó sus pulmones de aire.
—Con el alcohol que llevas en tu sangre es imposible que lo hagas pero, si el destino así lo quisiera, utiliza la palabra 'inyeon' en una oración. Entonces, yo sabré que sabes sobre mis sentimientos.
—¿Y luego de eso?
Abrió la puerta de mi habitación y, antes de darse por desaparecido, se giró a verme.
—No te apresures. Primero, debes recordar.
Se desapareció sin dejar rastro alguno, y me dejé caer por completo sobre la cama.
Inyeon. Inyeon. Inye... In...
*
De no haber abierto los ojos y confirmado que nadie estaba martillando la cabeza, hubiese jurado que alguien era el culpable de mi actual agonía y no algo llamado alcohol. Gruñí, jurándome no volver a beber nunca jamás, pero sabía por experiencia dónde es que acababan esas promesas.
Alargué mi mano hacia la mesa de noche, exactamente donde se suponía que debía estar mi móvil pero, en su lugar, me encontré con un vaso de agua y una pastilla a su lado. No habían dejado ninguna nota, pero sabía bien quién lo había hecho. Sentí una presión en mi pecho al recordar la mayor parte de anoche. Llevé la pastilla a mi boca y, ahora sí, cogí el móvil. Eran las dos de la tarde, y no tenía llamado alguno o mensaje de él. Sin embargo, sí de alguien más.
《Déjame saber que te encuentras bien》leí.
Bien era mucho pedir, pero estaba haciendo el intento frente a la confusión que enfrentaba.
《He llegado sana y salva. Gracias por lo de ayer, Alex》envié.
¿Acaso todo lo sucedido había sido cierto? ¿Todo lo que yo había dicho pero, especialmente, Khalan? Y es que el alcohol podría haber distorsionado las cosas un poco, y no me sorprendería haber escuchado salir de su boca lo que realmente quería oír. Si hablaba con él sobre lo que creía que había sucedido anoche, corría el riesgo de cagarla. ¿Y si fingía no recordar nada? Tal vez, solo tal vez, podía hacer que él soltara la lengua.
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DOMINANTE (+21)
Lãng mạnCogió su cabello entre sus dedos y jaló de él, dejando su cuello al descubierto y conteniendo las ganas de atraparlo bajo sus labios. -Tú estás acostumbrada a ser tratada con cuidado, pero yo no tengo piedad en la cama, Bria. Ella descendió su mirad...