Aunque hubiese sido ayer, sentía como si hubiera transcurrido un siglo desde que había puesto un pie en esta casa. Temía por lo que fuera a suceder, pero sabía que ahora me encontraba más capaz de enfrentarlo. Además, no me encontraba sola.
—Cariño —mis padres se aparecieron de repente, y apreté la mano de Khalan con fuerza —, nos alegró tanto la noticia.
Las sonrisas en sus rostros no las ví venir para nada. Mi madre besó las mejillas de Khalan, mientras que mi padre me brindaba un abrazo.
Sin saberlo, mi casa se había convertido en un loquero.
Me giré ligeramente para observarlo, y llevábamos la misma expresión de desconcierto. En tanto me cuestionaba qué era lo próximo que debíamos hacer, divisé a Irina bajar las escaleras hacia nosotros.
—Me alegra tanto que estén aquí —comentó, algo apresurada.
—¿Qué está sucediendo? —me atreví a preguntar.
—No creí decir esto, pero creo que Lucas te necesita.
—¿Para gritarme todo lo que ayer no pudo?
Negó.
—Eres la única que puede hacerle entrar en razón, de alguna forma —ella se interpuso entre ambos, rompiendo con la unión de nuestras manos, y comenzó a empujarme escaleras arriba —. Si no lo consigues tú, perderá la cabeza.
—¡Bria! —alcancé a oír a mi madre, y me volteé hacia ella con la dulzura impregnada en su rostro —Hacen una hermosa pareja.
Sin duda, este día era una jodida locura.
Me apresuré a caminar y abrí la puerta de su habitación, lugar de donde provenían los gritos de quienes ahora llevaban sus ojos clavados en mí, en silencio. Hugo y Gio también se encontraban presentes, el primero situado en la esquina de la habitación, por alguna razón, y el segundo cerca de Lucas. Suponía que era para vigilar que no cometiera ninguna estupidez provocada por su visible ira.
—¿Qué demonios hacen aquí? —mi hermano volvió a alzar su voz al vernos, y noté cómo su pregunta iba más dirigida hacia Khalan que hacia mí.
Clavé mis ojos en Irina en busca de ayuda, ya que había sido ella quien creyó que estar aquí ahora mismo era la mejor de las ideas.
—Hablaremos en otro momento —Pom quiso librarse, y fue entonces que Lucas volvió a olvidarse de nosotros.
—¿En otro momento? —estaba enfadado, pero también lo notaba dolido con ella —¡Tú y yo debemos hablar ahora, Pom!
Tan pronto quiso avanzar hacia ella, me interpuse en medio, sin saber bien porqué lo había hecho. No se trataba de temer que le hiciera daño en lo absoluto, sino que creía que Pom no merecía todo aquel enfado... no cuando en gran parte, aquel era a causa de lo sucedido ayer en la playa.
—No es a ella a quien quieres gritarle, y lo sabes —lo enfrenté, haciendo el intento por mantener la calma.
El aire salía con fuerza de sus fosas nasales. Estaba conteniéndose, era evidente, pero nadie podía con tanto.
—Él no quiere gritar —de forma abrupta, Khalan me cogió del brazo y me hizo retroceder para ser él quien ahora enfrentaba a Lucas —. Él quiere un saco de boxeo con mi rostro, ¿no es así?
Sus ojos se dirigieron hacia el agarre de Khalan hacia mí. Entonces, su mano se deslizó hacia la mía para volver a unirlas. Lo primero que se cruzó por mi cabeza fue desenlazar nuestros dedos, pero eso es lo que la antigua yo hubiera hecho. Lucas me observó, y sus ojos se humedecieron un poco.
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DOMINANTE (+21)
RomansCogió su cabello entre sus dedos y jaló de él, dejando su cuello al descubierto y conteniendo las ganas de atraparlo bajo sus labios. -Tú estás acostumbrada a ser tratada con cuidado, pero yo no tengo piedad en la cama, Bria. Ella descendió su mirad...