Capítulo 28

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Las piernas me ardían por haber trotado en la arena bajo el fuerte sol por cuarenta minutos. De esa forma, había logrado enfocar mi cabeza en otra cosa que no fueran mis propios problemas. Ahora sólo me quedaba decidir qué hacer en los treinta minutos restantes antes del juego.

Los nervios comenzaban a hacer estragos en mí, y no necesariamente por el juego que se avecinaba.

Me dejé caer sobre aquel polvo amarillento y podía jurar que era casi tan cómodo como mi propia cama.

—No es momento de relajarse, Bria —me regañó Irina, quien claramente no sabía lo que 'relajarse' significaba.

—¿Crees que estar nerviosa ayudará de algo? —le pregunté, consiguiendo que me fulminara con la mirada.

A mi lado, divisé a Khalan de pie, sosteniendo un cono de helado que me estaba entregando. Lo observé estupefacta, cuestionándome qué demonios estaba haciendo.

—Oye —Lucas llamó nuestra atención, y todos se encontraban pendientes de lo que acababa de suceder —, yo también quería helado.

—Ve a buscarlo tú mismo —le dijo Khalan, mientras yo aceptaba mi regalo gustosa —. Has dicho que no querías que hubieran peleas entre nosotros. Es una buena forma de evitarlas, ¿no crees?

Mi hermano no emitió comentario al respecto. Espero que hubiera comprendido que, una vez más, se estaba comportando como un niño.

—Creí que tu gusto favorito era el limón —Gio comentó algo dudoso, notando que era chocolate con almendras el que me había dado.

Khalan siempre lo había sabido. Incluso aunque le hubiera mentido aquel día, él no me había creído. Aquel sabor siempre había sido y sería mi favorito.

Evité cruzar mirada con él, ignorando su presencia por el bien de la situación.

—Intenté que lo fuera —le mentí a Gio —, pero no tuve éxito.

—Hay cosas que, por más que quieras cambiarlas, son inevitables —habló Khalan con total descuido, y quise asesinarlo.

Eso lo había hecho a propósito.

—¿Estás preparada para jugar con Khalan, Bri? —quiso saber Hugo.

Aún sin saber lo nuestro, todos siempre preguntaban por nosotros.

—Supongo que tendré que confiar en que nos protegerá —respondí, y me giré a verlo —. A partir de ahora, somos un equipo.

Él sonrió, pero no fue una simple sonrisa. Fue una cómplice, aunque no comprendía qué segundas intenciones tenía la misma, porque estaba segura que las había.

—¿Tienes algo para decir al respecto, Khalan? —me sorprendí al escuchar a Gio preguntarle aquello, sabiendo lo nuestro.

De todas formas, confiaba en que él no haría nada para exponernos de tal forma. Después de todo, hacerlo también significaba acabar exponiéndose a sí mismo.

Khalan apartó su mirada de mí. Con sus puños, cogió el borde de su playera y la alzó para limpiar el sudor de su rostro, dejando así su torso al descubierto. Tragué grueso al sentir cómo, de repente, la saliva se me había vuelto agua. Aparté mis ojos de lo que fuera que involucrara al muy cretino, y tan sólo fijé mi mirada en un punto específico.

—¿No dirás nada? —presionó Hugo, e Irina le dio un golpe con su codo en forma de regaño, a lo cual él se volteó a verla algo confundido —¿Qué? ¿Acaso no querías ver sangre?

Ella le clavó su más amenazante mirada. De ser él, mantendría la boca cerrada desde ahora hasta que finalizara la competencia.

—Siempre hemos sido un buen equipo, y sé que de ahora en más seremos el mejor —finalmente, respondió.

DOMINANTE (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora