Capítulo 7

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Al llegar a su casa, nos bajamos de la motocicleta y le regresé su llave. El nuevo silencio que nos acompañaba era uno al que no estaba acostumbrada. Más bien, solíamos despedirnos con una pelea absurda o un choque de puños. Incluso, a veces, tan solo nos habíamos ignorado pero, luego de lo sucedido y todo lo que se había dicho hoy, ninguno de los dos sabía bien qué hacer.

—¿Vendrás mañana a la fiesta de aniversario de mis padres? —él fue el valiente que se atrevió a romper el silencio.

Asentí mientras me preguntaba cómo tan de repente la noche se había puesto tan fría.

—Tu madre me asesinaría si no vengo —respondí, y comencé a hacerme la imagen en mi mente —. ¿Usarás traje para la ocasión?

Fijó su mirada en mí con los ojos entrecerrados y una sonrisa se dibujó en sus labios.

—Ya te agradaría, ¿no es así?

Evité dar algún tipo de respuesta que pudiera comprometerme. Pero por supuesto que me encantaría.

—¿Cómo piensas regresar a tu casa?

Si bien nuestros hogares no se encontraban tan lejos uno del otro, que una mujer estuviera sola a estas horas de la noche no era muy seguro. Sin embargo, no tenía otra opción.

—Caminaré —tan pronto dije eso, él negó —. La noche está agradable, Khalan.

—Puedes llevarte la moto o, esta vez, yo hacerte de chofer privado —sonreí.

La segunda opción no estaba nada mal.

Sentí la piel de mis piernas descubiertas erizadas y era mejor tomar una decisión antes de que se hiciera más tarde.

—Tendrás el honor de...

Pero quien estuvo tarde había sido yo. Los aspersores de su jardín delantero se encendieron y regaban con tal fuerza que en cuestión de segundos se habría convertido en un baño express.

—Mierda —Khalan quiso cubrirse con sus manos, pero el plan no le sería muy útil —. ¡Ven dentro!

Tras echarse a correr hacia la puerta de entrada, lo seguí y por fin nos encontrábamos a salvo de aquel ataque desprevenido. Por suerte, no nos veíamos como si nos hubiéramos arrojado a una piscina, pero nuestra ropa sí estaba húmeda.

—Si me prometes no hacer ruido dentro —aquí iba su chantaje... —, me aseguraré de que no te dé hipotermia severa.

Reí... Más fuerte de lo esperado.

—Ya vas perdiendo, Bria —susurró al subir las escaleras —. Mi madre estará muy triste al saber que te has enfermado.

—Eres un exagerado.

—¿Crees que no te noté tiritando allí fuera? —me sorprendí ante tu observación —Hoy no era la mejor noche para ser capturado por los aspersores.

Abrió la puerta de su habitación y me arrojó una toalla al rostro apenas me adentré. La calidez aquí era más que agradecida, pero la ropa mojada no ayudaría demasiado si no hacía algo al respecto.

Khalan comenzó a desvestirse frente a mí y, por mucho que estuviera luchando conmigo misma para apartar la mirada de él, juro que no podía hacerlo. Sus hombros anchos, las piernas proporcionalmente musculosas, las notables venas en sus brazos... Todo había sido hecho a la medida. Tan sólo le faltó deshacerse de su ropa interior para confirmar o negar aquello.

—Puedes quedarte a dormir, si quieres —su propuesta me dio un golpe de realidad —. Ya sabes, como en los viejos tiempos.

«Sí, claro...», pensé.

DOMINANTE (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora