04: extras, parte 2. |+18|

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Lana

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Lana.

Estamos en mi etapa favorita del año, invierno. El frío, el viento corriendo por mi rostro, los brazos fuertes de mi novio rodeando mi cintura por detrás, sus labios chocando con mi cuello mientras hacen un sonido por los besos húmedos.

Sigo sin poder creer como es que cumplimos un año entero de soportarnos como pareja. Tom tiene una personalidad tan terca y dominante, yo soy orgullosa y antipática, somos como polos opuestos que se atraen con tanta intensidad, que nada puede llegar a separarlos.

Tom es mi novio. Hace un jodido año. Es el amor de mi vida y puedo asegurarlo un 100%.

— ¿Que es ese ruido? —pregunté apoyando mis manos sobre las de Tom, que rodeaba mi cintura con sus brazos por detrás mientras tenía su cabeza hundida en mi cuello. Un sonido de pisadas cortas y pequeñas se escuchaba por el pasillo del departamento.

— No tengo idea ¿Por qué no lo ves por ti misma? —habló mientras se separaba levemente de mi y yo lo miraba con el ceño fruncido.

— No lo haré, que miedo —negué con mi cabeza repetidas veces ¿Y si alguna clase de fantasma me saltaba encima? No, me niego— Ve tú, que te agarre a ti el fantasma —bromee escondiéndome detrás de él, empujándolo a que camine al pasillo.

— Ah no —los empujones eran en vano porque no podía moverlo ni un poco— Tienes que ir tu —se encogió de hombros mientras me sonreía, no se veía para nada preocupado por los sonidos extraños. 

Volví a negar con la cabeza con una mueca de pánico, viendo como Tom reía— Miedosa.—susurró acercándose a mi para dejar un corto beso en mis labios y se dio media vuelta para ir al pasillo.

¿Serán rufianes? ¿Ladrones? ¿VIENEN POR MI?

Tom desapareció en la oscuridad del pasillo, mientras tanto yo caminaba de puntitas para que no me roben, sea quien sea, no iban a llevarme. Estaba tan concentrada en no hacer ruido que no me percate de los pazos que de oían y venían hacia mi.

Giré mi cabeza un poco y di un pequeño saltito junto con un grito por el susto. Tom estaba frente a mi con una sonrisa burlona y un precioso, delicado, lindo cachorrito en sus brazos.

— Quieta, quizá pueda olfatear el miedo.—dijo sarcástico alzando las cejas y soltando finalmente la risa divertida. Le di un golpe en su brazo con el puño cerrado escuchando como se quejaba.

Tenía un Golden Retriever en sus brazos, una preciosa criatura, voy a morir de amor.

— Idiota —rodé los ojos para después arrebatarle al cachorrito de los brazos. Tenía un pequeño moño rojo sobre su cabecita.— ¡Es tan precioso! —chillé tomando al bonito Golden entre mis brazos y acariciando cada parte de él, encontrándome con con un papel doblado por la mitad sobre la cinta del moño.— ¿Que es esto? —pregunté con el ceño fruncido y él se encogió de hombros.

¡𝘔𝘢𝘭𝘥𝘪𝘵𝘰 𝘢𝘳𝘳𝘰𝘨𝘢𝘯𝘵𝘦! ;Tom Kaulitz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora