22 DE DICIEMBRE
Percy:
Me desperté con un sobresalto, aún sintiendo como si me hubiesen atravesado el corazón con una flecha. Estaba sentado en un tren, todas mis cosas estaban conmigo, el paisaje pasaba a toda velocidad por la ventana.
Me miré las manos, estaba temblando sin poder controlarme. Respiraba con dificultad y me dolía todo el cuerpo.
¿Había sido todo un sueño?
No... ya había tenido dioses metidos en la cabeza en el pasado, y me seguía sintiendo extrañamente incómodo en mi propio cuerpo, como si la presencia de Eros siguiese entremezclándose con mis pensamientos, incitándome a hacer cosas que jamás haría normalmente.
Me froté los ojos para intentar despejarme la vista. Supuse que estaba de camino a San Francisco, aunque no recordaba nada después del ataque de Cupido en Chicago, ¿él nos había llevado hasta el tren? ¿O quizá lo había hecho Céfiro?
Sólo entonces reparé en la presencia de Artemis, quien dormía plácidamente apoyada sobre mi hombro. Me pregunté si ella también había sido abordada por Eros. La experiencia me era borrosa y confusa, pero recordaba muy claramente lo traumática que fue. No podía soportar la idea de que Artemis pasase por algo similar.
"Te deseo..."—había admitido. ¿Por qué le interesaba tanto a Eros lo que pudiese o no sentir con respecto a esa diosa prohibida? ¿Habría sido enviado por Afrodita y su promesa de hacer mi vida amorosa "interesante"?
Sacudí esos pensamientos de mi cabeza. Eros tenía razón en una cosa, tenía miedo de que Artemis pudiese sentir algo por mí. Lo sé, era una idea ridícula, pero después de nuestras interacciones los últimos días, no me sentía tan seguro.
Quizá Eros había estado jugando con nosotros desde el primer momento. Quizá había sido parte del robo del arco, o más probablemente, simplemente se aprovechó de la situación para divertirse a su retorcida manera.
En ese momento, Artemis comenzó a abrir los ojos muy lentamente. Miró alrededor desconcertada y se quedó un minuto en silencio, como si estuviese procesando algo realmente difícil de digerir.
Entonces rompió a llorar, y supe al instante que había sido torturada por el dios del amor de igual forma que yo.
—Artemis...
Quise reconfortarla, pero no sabía cómo. Se me ocurrió poner una mano sobre su hombro, que supiese que no estaba sola. Pero en el segundo en que hice el ademán de acercarme, ella me apartó el brazo de un golpe.
—¡No me toques!—gritó—. ¡No te me acerques!
Tragué saliva y me aparté tanto como pude. Los demás pasajeros en el tren nos miraban con confusión, como si acabásemos de aparecer de la nada.
—Artemis... yo... no sé que es lo que...
—¡Cállate!—ordenó, tapándose los oídos—. Necesito... necesito estar un tiempo a solas...
Se puso en pie y corrió hacia otro vagón. Sentí la tentación de seguirla, pero me figuré que posiblemente no sería la mejor idea.
—¿Qué te hizo ese monstruo, Artemis?—pregunté al aire—. ¿Qué cosa te mostró...?
Miré por la ventana, el sol brillaba en las alturas como de costumbre. Sentí la tentación de gritarle a Apolo, si había un dios que respondería mi llamado sería él. Él podría ayudarnos.
Pero sabía que él no podía hacer nada por Artemis, al menos no si Eros estaba implicado.
Me abracé a mí mismo y traté de dormir. Me sentía exhausto y desconsolado. No obstante, mi mente estaba demasiado alterada como para permitirse descansar.
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Un Día de Caza: Pertemis
FanficYa todos conocen la historia, eabalo1987 creó la obra original pero no se ha actualizado desde 2017, por lo que decidí continuarla a mi modo, siempre con el máximo respeto hacia el autor. ... Lo que empezó como una navidad para Percy acabaría en una...