Capitulo 8: El peso de un príncipe

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(General Pov) 

El príncipe Claudio Rico, un hombre mayor de edad y líder de un principado, mientras es escoltado fuera del palacio por sus sirvientes ante la amenaza de un ataque enemigo a mitad de la noche, no pudo evitar pensar en la responsabilidad que recae sobre sus hombros como gobernante. Siente la presión de mantener a su pueblo a salvo y protegido, y sabe que su habilidad para liderar en momentos de crisis es crucial para la supervivencia de su principado. A pesar del miedo y la incertidumbre que siente, se mantiene firme en su determinación de proteger a su pueblo y defender su hogar.

Pero... ¿Qué medidas podría tomar para proteger a su pueblo y defender su hogar ante la amenaza de un ataque enemigo? En ningún momento del pasado el ejercito amestrisano había atacado la capital del principado de Aerugo, eso los había tomado por sorpresa.

El príncipe Claudio Rico podría tomar varias medidas para proteger a su pueblo y defender su hogar ante la amenaza amestrisana. En primer lugar, podría ordenar a sus sirvientes que movilicen a las tropas y preparen la defensa de la ciudad. También podría pedir ayuda a las naciones vecinas para formar una alianza y luchar juntos contra el enemigo común ahora que Amestris había llegado hasta este punto en su afán de conquista.

Además, podría ordenar la construcción de fortificaciones y barreras defensivas, como murallas y fosos, para dificultar el avance del enemigo y proteger a la población. También podría ordenar la evacuación de los civiles a zonas más seguras y alejadas del conflicto. Otras medidas que podría tomar incluyen el almacenamiento de suministros y provisiones para asegurar la supervivencia de la población en caso de un asedio prolongado, el reclutamiento de más soldados y la formación de milicias locales para ayudar en la defensa de la ciudad para futuros ataques.

En definitiva, el príncipe Claudio Rico tendría que utilizar todos los recursos a su disposición y tomar medidas rápidas y efectivas para proteger a su pueblo y defender su hogar ante la amenaza de este ataque enemigo sorpresivo.

Pero ahora mismo la prioridad era escapar porque de nada servía pensar en todo eso si acababa muriendo esa noche.

Sirviente: Debe darse prisa su alteza, el carruaje real lo espera.

Príncipe Claudio: Por favor, no me apresuren, ya no soy tan joven -exclamo el anciano mientras era guiado por sus súbditos fuera del castillo- no puedo creer que esto esté sucediendo. ¿Cómo es posible que el ejército Amestrisano haya llegado hasta aquí sin que tuviéramos conocimiento de su avance?

Sirviente: No lo sé, su alteza. Pero lo importante ahora es que usted este a salvo y que podamos escapar de la ciudad antes de que sea demasiado tarde.

Príncipe Claudio: Sí, tienes razón. Debemos asegurarnos de que todos los ciudadanos estén a salvo y buscaremos un lugar seguro en donde refugiarnos. Pero no podemos permitir que el ejército Amestrisano se salga con la suya. Debemos encontrar la forma de defender nuestro principado y luchar por nuestra libertad.

Sirviente: Por supuesto, su alteza. Pero por ahora, la prioridad es escapar y ponerlo a salvo a usted y a los ciudadanos -exclamo en lo que el anciano hombre asintió.

Príncipe Claudio: Tienes razón. Vamos, no tenemos tiempo que perder -dijo mientras observaban que el carruaje era dejado sin problema alguno en frente del palacio.

 Vamos, no tenemos tiempo que perder -dijo mientras observaban que el carruaje era dejado sin problema alguno en frente del palacio

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