Al final no me despertó a media noche para que me fuera y en ningún momento lo mencionó durante el amanecer, mientras él estaba recostado sobre mi pecho recorriendo algunas de mis cicatrices con sus dedos, yo lo rodeaba con un brazo y no hizo nada por apartarme.
—Ay— me quejé cuando se acomodó y me pegó con uno de sus cuernos.
—Lo siento— dijo entre risas.
Buscó mi mirada y bajé un poco la cabeza para encontrarme con sus ojos verdes que en realidad parecían negros.
—¿Tienes algo que hacer?— preguntó—. Porque quiero quedarme aquí todo el día.
—Mirar la ventana— respondí de manera cortante—. El rey eres tú— dijs y chasqueó la lengua.
—Bueno, sí tengo cosas que hacer, pero puedes venir en la noche...
—No podemos, hay luna llena, ¿recuerdas?
—Ah, cierto, ¿pero sí vas a venir? No tenemos que hacer nada si no quieres, solo... ven.
Él podía obligarme si quería que lo acompañara, pero me estaba pidiendo que lo hiciera. Tenía que saber la razón.
—¿Por qué?
—¿Por qué tienes que venir?
—Sí.
—Porque me gusta tu compañía y porque estás aquí, en Quirrot...— antes de seguir dudó, como si no quisiera hablar realmente—, antes de que Sidrajes atacara tu reino estaba pensando una buena escusa para visitarlos. Algún tratado o algo.
No tenía sentido.
—¿Por qué?— volví a preguntar.
—¿Sigues sin darte cuenta?
Dioses, ¿darme cuenta de qué? Su actitud era distinta conmigo, sí, pero...
Su respuesta fue mi silencio, pero me miró completamente diferente a las veces anteriores. El verde en sus ojos podía distinguirse con más claridad y la manera en que recorría mis cicatrices con sus dedos y cada facción de mi rostro con sus ojos era casi reverente. Y quizás, solo quizás, empecé a caer en cuenta de lo que significaba, mas preferí ignorarlo por el bien de mi corazón.
—Anoche dijiste que...— ni siquiera podía completar la frase.
—Sí, Zahiredd, eres tú. Desde la primera vez que te vi algo se encendió en mí y cuando te besé arrasó por completo mi interior, me completaste y te llevaste una parte de mí la misma noche, jamás había sentido eso; y traté de remplazarte.
No podía creer lo que escuchaba, tenía que estar soñando, pero me pellizque y me dolió. Era real. También era real que quiso remplazarme, cosa que no tenía mucho sentido con sus palabras anteriores, pero no podía pensar con claridad en ese entonces.
—Busqué a personas parecidas a ti y no las encontré porque tú ibas más allá de lo físico, fue como si nos hubiéramos conectado de alguna forma... y cuando te vi en mi castillo te reconocí de inmediato porque volví a sentir esa corriente eléctrica en mi piel.
Se acomodó un poco más para estar más cerca, con la mano extendida sobre mi pecho habló:
—Haces que me olvide de mi orgullo, haces que se inviertan los papeles y quiera servirte, haces que olvide quién soy solo con mirarme, haces que quiera arrodillarme ante ti porque te lo mereces. Te mereces todo y más, Zahiredd. Todo el oro que tengo para ofrecerte nunca será suficiente, pero te ofrezco mi alma.
No sabía qué decir ni cómo reaccionar porque era demasiado irreal, no le encontraba sentido a su declaración. Él era el rey más joven y poderoso, era el sin piedad, hijo y aliado de demonios. Yo no tenía corona ni reino, tenía brazaletes, era una mascota y él era mi amo. Además eso que decía de una llama en su interior la primera vez que me vio... no era razonable para mí. Por eso no le encontraba sentido a nada de lo que salía de su boca.
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El Exilio del Príncipe [#1]
FantasyEl príncipe Zahiredd es el único hijo de la luna y heredero de Balcé, es un puente entre los dioses y su reino. Pero la Serpiente destruye ese puente, le corta las alas y le roba la corona, entonces él tendrá que dejar su reino en busca de ayuda. A...