21| Aceptar ayuda

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Daract volvió durante la madrugada y me zarandeó para despertarme, me indicó que nos alejáramos para hablar en privado entonces salimos al balcón.

—¿Qué le hiciste al rey?— fue lo primero que preguntó con la preocupación tiñendo su rostro.

—Nada.

—¿En serio? Porque anoche lo dejaste como un niñato caliente y cuando quise ayudarlo en su baño me pidió que ordenara unos papeles.

No veía lo malo o extraño en eso.

—¿Y...?

—Soy su mascota de placer, no una sirvienta.

—Pero pasaste la noche con él...

—No, solo me quedé en el sofá esperando que reclamara mis servicios.

—Estás exagerando, quizás solo quería descansar.

—Eso lo veremos el miércoles.

●○●

Llegó un chico durante la tarde, su nombre era Eiryal, tenía veinte años y era el verdadero favorito del rey incluso antes de serlo. Entendí porqué era el favorito en el instante en que lo vi.

Su cabello era azul oscuro como el fondo del mar y estaba adornado con cadenillas, su piel era de un turquesa claro, tenía largas pestañas y finos labios rosados, que siempre se ponían tensos cuando me veía.

Eiryal era de Kerios, su gente tenía ese aspecto, y no sabía que aún habían kerianos vivos, aunque claro, ya no vivían en su reino, pero seguían siendo de allí. Y por lo visto él venía de una familia keriana pura porque en Balcé también habían personas con muy pocas de sus características y a lo largo del tiempo se habían perdido.

Cuando entró por primera vez nos miró con su peor cara a todos, pero en especial a Daract.

Cuando se sentó a comer, me fui con ella y me contó todo.

—Eiryal es el favorito, eso quiere decir que pasa más tiempo con el rey, todos los lunes, viernes y los demás días se la pasa en sus aposentos, y por eso está enojado, porque ayer estuve con el rey.

No entendía porqué se molestaban cuando Herderis ni siquiera los tocaba, yo en su lugar sería el hombre más feliz.

Le pregunté y se sintió ofendida.

—Porque si el rey no te toca significa que ya no te desea y te despides de los lujos, eso es todo.

—¿Qué lujos?

—Bueno, privilegios mejor dicho, por ejemplo yo puedo salir al patio cuando quiera, al igual que Prim y Tedris.

—¿Y por qué yo no?

Ellos llegaron la misma noche que yo, y nunca habían visitado los aposentos del rey. No era justo que todos pudieran salir menos yo. Aunque nada se veía justo en los últimos meses.

—No lo sé, por eso te pregunté qué le hiciste.

●○●

Era aburrido, muy aburrido estar encerrado, y era peor porque todos se habían ido a caminar y me habían dejado con Eiryal, que me daba miradas fugaces de vez en cuando ya que estaba pintando algo, parecía ser un castillo.

—¿Eres Angel? ¿El brujo?— me preguntó cuando nuestras miradas se cruzaron por accidente.

—Sí, tú eres Eiryal, el keriano.

—Generalmente me dicen el favorito, pero me alegra que alguien me reconozca..., aunque al parecer me van a quitar el título.

—¿Daract?— pregunté fingiendo incredulidad.

El Exilio del Príncipe [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora