"¿Y si no es en esta?"
"Entonces prometo buscarte en todas mis vidas, hasta que lo logremos, ángel"
Dónde Jimin y Jungkook prometieron alguna vez amarse en vida, e incluso más allá de la muerte.
Había una vez, hace mucho tiempo, un reino próspero llamado Joseon.
Era una época pacífica en la que el pueblo disfrutaba las bienaventuradas cosechas, los armoniosos vientos y vivía en calma bajo el mandato del Rey Jeon.
Apenas habían pasado algunos años cuando el Principe Heredero había iniciado una rebelión para derrocar a su ahora difunto padre aún en contra de los deseos de su madre.
Solo entonces, tras destronar al antiguo Rey, el Principe ascendió y entonces los días de sequía y carencia en el pueblo se habían terminado. La violencia dejó de ser el pan de cada día y las relaciones políticas mejoraron de forma exuberante.
Todos en el reino de Joseon vivían con armonía y serenidad.
Un día como muchos otros, el Rey Jeon paseaba por los jardines más apartados del palacio. Aquellos que nadie más que él conocía y a donde iba a relajarse cada vez que su mente y corazón lo necesitaban.
El camino era largo y recóndito. Sus ropas oscuras y formales brillaban bajo el sol de otoño y el viento frío erizaba su piel. El gat en su cabeza pesaba, aunque no de forma literal, pero no hizo nada por retirarlo.
Cuando el Rey llegó a su destino se detuvo.
Frente a él había un lago extenso y poco profundo, rodeado de flores violetas que decoraban la imagen ante sus ojos y los árboles a su alrededor emitían una suave melodía por la danza de las hojas que el viento movía.
Todo ello, era lo único en el mundo que lograba calmar su tormentoso corazón.
Pero ese día no hubo calma alguna.
Él podía recordarlo muy bien.
La primera vez que lo había visto, parecía muerto. Y si no lo estaba, seguramente deseaba estarlo.
Su piel sucia y sus ropas viejas empapadas apenas cubrían su grácil figura delgada y su cabello largo y lleno de nudos tan rubio como el mismo sol que calentaba su piel, estaba húmedo.
La mitad superior de su cuerpo estaba sumergida en el lago.
Cuando el Rey logró rescatarlo, y vio por primera vez sus ojos del mismo color de las flores a su alrededor, su corazón había dado un vuelco.
Esa había sido la primera vez que se conocieron.
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Actualidad 25 de diciembre, 2022 Seúl, Corea del Sur
Pocas veces Jimin se sintió como en ese momento.
La primera vez, fue cuando había aprobado su examen a la universidad para estudiar la carrera de sus sueños que poco a poco se había desfigurado a una placentera y estresante pesadilla.
La segunda vez, ocurrió cuando en medio de la noche, oculto bajo sus sábanas y a escondidas del mundo, se había atrevido a publicar en aquella aplicación de lectura la novela en la que había estado trabajando secretamente durante tanto tiempo.