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ZhangHao llegó a su casa bastante adolorido. Conducir un auto definitivamente no es buena idea cuándo has recibido tantos golpes en el abdomen, los brazos, la espalda, las piernas, la cara... En fin, todo el cuerpo.

Cada minúscula parte de su anatomía le dolía como mil infiernos. Cada vez que intentaba mover un solo músculo un sentimiento de quemazón lo invadía y le hacía soltar pequeños gritos de dolor, seguido de unas cuántas lágrimas y un montón de insultos hacía sí mismo dentro de su cabeza.

Subió a su habitación, jadeando con cada paso que daba mientras lágrimas corrían por sus mejillas, no a casusa del dolor, sino del odio que sentía. Un baño de agua fría fue lo primero que necesitó para relajar su cuerpo adolorido. Cuando supo que ya era suficiente y que la sangre se le había despegado del cuerpo, salió de allí y comenzó a mirarse en el espejo.

Se espantó al ver su reflejo. Definitivamente, jamás había estado peor. Una lágrima amenazo con salirse de sus ojos al recordar todas las palabras horribles que Seokmin le había dicho. La voz de aquél muchacho retumbaba en su cabeza como si estuviera presente ahí junto a él. Lentamente, comenzó a detallarse.

Tenía sus labios rotos y sus ojos hinchados más de lo normal.

(...)

En cuánto Zhanghao se volteó a mirar a Seokmin y Nara, su corazón se paralizó al igual que su cuerpo. No había nada que hacer. No tenía donde huir.

"¡No te quedes allí sentado!" Le ordenó Seokmin mientras lo sujetaba del cuello de su camiseta y lo lanzaba contra el suelo, haciéndolo gemir de dolor. "Te acordarás de este día, Zhang" volvió a sujetarlo pero esta vez del cabello, levantándolo de un tirón. Zhanghao se mordía el labio en un intento de reprimir cualquier jadeo de dolor. Tenía que ser fuerte. Tenía que resistir.

"¡Suéltalo, grandísimo idiota!" Respondió Gyuvin, dispuesto a intervenir, pero su campo de visión fue bloqueado por Nara de inmediato.

Aveces, Kim Gyuvin se preguntaba como alguien tan linda como ella, alguien con una cara tan angelical, podía ser alguien que cargara una fuerza y personalidad tan horrible.

"Cariño, él no lo perderá de vista" Y así fue como Nara comenzó a golpear a Gyuvin, no sin que este tratara de defenderse fallando en el intento.
Digamos que, Nara desde muy pequeña a estado poniendo en práctica constantemente sus clases de boxeo fuera de la institución. Así que no podía hacer nada extraordinario contra ella, era una fiera con sus manos.

Ricky intentó ayudar, por supuesto, pero un solo puñetazo de Nara lo hizo caer al suelo sin siquiera darle la oportunidad de tomar a su amigo y alejarlo. El rubio quedó en el suelo.

Tras unos cuantos golpes más, Nara frenó en seco cuando escuchó a su amigo gritar, volteando a su dirección mientras apartaba los hilos de cabello que se le habían metido en su boca.

"¡Señoras y señores, con ustedes el estúpido marica de nuestra escuela, GayHao!"

Todos los de la cafetería se echaron a reír, algunos señalándolo mientras sus caras demostraban lo divertido que la situación les parecía en ese mismo instante, mientras el labio de Zhanghao temblaba, aguantando lo más que podía las lagrimas que llenaban sus ojos. La cantidad de insultos en ese momento hicieron al azabache pensar seriamente si era mejor que Seokmin lo matase allí.
Pero quería mostrarse fuerte.

"Puedes golpearme todo lo que quieras" Se escuchó la voz de Zhanghao "Pero si piensas que eso te hará más hombre, estás equivocado." Le mostró una pequeña sonrisa desafiante. Si él iba a herirlo, Zhang Hao golpearía donde más le dolía: su estúpido ego.

The window boy - HAOBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora