059

375 45 3
                                    


un año después...

Sung Hanbin jamás había estado tan nervioso.

No sabía si era por lo que se celebraría aquel día, o porque no había podido desearle un feliz cumpleaños a su novio al despertar, pero el punto era que verdaderamente lo estaba.

"Tienes que quedarte tranquilo." Susurró su madre sujetando sus manos, intentando que sus dedos dejaran de chasquear. Pero Sung Sunmi no era Zhang Hao y no iba a conseguirlo.

"No puedo estar tranquilo." Dijo nerviosamente moviéndose de un lado a otro por la habitación, la cual ahora se veía más pequeña que nunca.

"¡Adivinen quienes llegaron!" Se escuchó exclamar a una voz que Hanbin siempre reconocería.

Irene iba de la mano con el pequeño Jiwoong, ahora de cuatro años. La chica llevaba un sencillo vestido rosa y Jiwoong un trajesito hecho a la medida que le quedaba realmente muy bien.

"¡Tío!" Grito al verlo, corriendo de inmediato para ser alzado entre sus brazos.

"Estás pesado, Jiwoong." Se quejó una vez que lo tuvo en el aire.

El niño sonrió "Mami dice que es tu culpa."

"Y de Suho." Agregó antes de sujetar a su hijo en brazos, evitando de esta forma que sus zapatos ensuciaran el blanco traje de Hanbin. Suho y Irene habían comenzado a salir tan solo un par de meses atrás y el hombre se había encariñado bastante con el pequeño, al punto de querer cumplir todos su caprichos "Ese estúpido no deja de darle chocolate."

"¡Chocolate!" Exclamó el pequeño entusiasmado, elevando sus brazos en el aire.

"No, Ji. Nada de chocolate para ti. Te daré un jugo de manzana y lo tomaras sentado en la cama de Hanbin, ¿Bien?" El pequeño asintió mirándola fijamente a los ojos "Ahora ve... ¡Y no ensucies tu traje!"

"Si, mamá..."

Para ser solo un niño, Jiwoong era bastante obediente.

"¿Cómo estás, Sung?" Preguntó acercandosele, de inmediato ayudando a Sunmi a arreglar el hermoso traje blanco que cubría la piel del chico.

"Nervioso, supongo..."

"Todo saldrá bien, Bin." Lo tranquilizó acariciando su brazo "Gyuvin y Ricky le ayudaron a comprarse un traje lo suficientemente estable y no lo han dejado beber nada para que no se haga pis encima."

"¿Y si soy yo quien se hace pis encima?"

"Vamos Sung, vas a cumplir veintitrés en unos meses, estoy segura de que ya no necesitas pañal..."

"Yo ya no uso pañales." Dijo el pequeño contento, agitando sus pequeños pies en el borde de la cama, tomando su jugo lentamente y mirando a su madre con una enorme sonrisa, orgulloso de su logro.

Irene le sonrió "Lo sabemos, mi amor."

"¿Y si dice que no?" Hanbin dijo de repente "¿Y si sale corriendo o-?"

"Eso no pasará jamás. Apuesto mi vida."

"No puedes apostar tu-"

"Si puedo. Soy Bae Joohyun alias Irene, puedo hacer todo lo que yo quiera." Insistió cruzada de brazos, mirándolo fijamente, retocando el ligero maquillaje que Hanbin traía puesto "Si Dios me lo permite, claro." Agregó.

"Necesito hablar con él... No con Dios, si no con Zhanghao y- Necesito calmarme... Siento que voy a tener un ataque ahora mismo.:"

"No vas a tener un ataque si estoy aquí para impedirlo, Hanbin." Dijo su hermano, acariciando su hombro, hablando por primera vez desde que había entrado junto a su madre horas atrás.

The window boy - HAOBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora