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Por supuesto las cosas no eran color rosa en Busan.

Es decir, la vida nunca lo es. Había peleas. Discusiones. Desacuerdos. Pero también había buenos momentos.
El departamento era pequeño, casi tanto como el de Irene, pero funcionaba para ambos. Las tareas diarias solía realizarlas quien estuviese menos cansado, y esta era la razón por la cual algunas veces el lugar se asemejaba a un chiquero, produciendo un increíble estrés en Hanbin.

A veces las luces titilaban. A veces el agua de la ducha era tan fría que a penas podían bañarse. A veces la calefacción fallaba... Pero aún así los chicos se sentían felices al decir que aquel lugar era suyo.

Su hogar.

Resulta ser que los padres de Hanbin habían comprado el departamento para los chicos solo si prometían pagarlo con el paso de los meses, lo cual estaban haciendo lentamente. Por supuesto, en cuánto pudieran, pensaban comprar un lugar más cómodo, pero ahora, con Zhanghao en la universidad y Hanbin asistiendo a eventos infantiles con su maestra para tomar algunas fotografías, realmente no podían pedir nada mejor.

Aquel día en particular fue bastante frío.

Hanbin estaba intentando preparar una cena decente para su novio, el cual, sobre la pequeña mesa del comedor que había limpiado el día anterior, comenzaba a realizar varios ensayos y trabajos atrasados que debía entregar dentro de unas cuántas semanas. Cabe decir que Zhanghao pensó bien en lo que quería estudiar en la universidad y después de tantas vueltas, decidió que la literatura sería algo lindo. La edición de vídeo lo pensó más como un hobby que como una verdadera carrera por la que iba a costearse la vida entera.

Denle las gracias a Jihyo por su influencia en él por los libros.

Y regresando al tema, Hanbin no era excepcionalmente bueno cocinando, pero podría decirse que sus platos eran digeribles, pero aquel día en el que el frío aire azotaba las ventanas y la calefacción no funcionaba verdaderamente bien sus dedos se sentían tan entumecidos que no podía cortar ni un trozo de pan.

<< Perfecto, idiota, tus dedos están petrificados. ¿Sabes lo importantes que son tus dedos hoy?... Y no me refiero solo a la comida. >>

"Amor, creo que... ¿Te parece si ordenamos kkakdugi?""

Zhanghao de inmediato fijó sus ojos en él y sonrió dulcemente, la pequeña pero hermosa cicatriz en su mejilla acentuándose con esta acción. "El kkakdugi siempre es la mejor opción." le dijo

El chico simplemente asintió sonriente, tomando el teléfono y realizando la llamada. Por supuesto, pidió el combo de comida más grande, sabiendo que su novio no se conformaría con solo unos cuantos trozos. Cuando se hablaba de comida en general, Zhanghao podía pasar horas sin importar la cantidad.

"Si no llega en media hora les diré que me lo den gratis." Informó sonriente en cuanto la llamada se terminó, como si eso realmente fuera a pasar.

"Eso es solo con las pizzas." dijo " Lo que verdaderamente pasará es que si no llega en media hora se enfriará." Agregó.

"Tienes razón" Asintió. Era un buen argumento.

Se sentó al lado de su novio, abrazando su cintura fuertemente y juntando sus cuerpos más de lo necesario, intentando proporcionarse calor a sí mismo sin que el mayor dejara de escribir.

"Amor..."

"¿Si?" Preguntó el azabache sin dejar de mirar la hoja de papel y los diversos libros esparcidos a su alrededor. A veces Hanbin se preguntaba como Zhanghao podía hacer tantas cosas a la vez y no terminar con un terrible dolor de cabeza.

The window boy - HAOBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora