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Ese día Zhang Hao llegó bastante tarde a casa.

Luego de besar a Seokmin y verlo correr encolerizado hacía el interior del colegio junto a una sorprendida Nara, entró a su auto lo más rápido que pudo y se dirigió a casa, deteniéndose cada treinta segundos para quejarse debido al gran dolor que le estaban ocasionando las maniobras al conducir.

Entró a casa como pudo, cayendo sobre el suelo con un grito de dolor que taladro las paredes del lugar. El dolor no era soportable como las otras veces en las que había sido golpeado por esos despreciables chicos.

Aquella había sido la golpiza de las golpizas.

Ese día, con cada movimiento, Zhanghao sentía que estaba a punto de perder el conocimiento de forma poco agradable.

Se levantó con ayuda de las paredes, manchándolas con la sangre en sus manos, y caminó lentamente hasta llegar y tomar el teléfono de la casa. Tenía ganas de vomitar y veía manchas por todas partes. Eso no estaba bien. Otras veces habría curado sus heridas él mismo con algo de ayuda de su novio, pero ese día... Ese día realmente necesitaba un médico.

Marcó el número de Hanbin. Se lo sabía de memoria, y, como siempre, él era su primera opción.

Siempre lo sería.

Lo llamó una... dos... tres veces.

Él no contestó.

Tal vez se había marchado a casa de Sooyoung y volvería cuándo se diera cuenta de que la chica no estaba allí; cuándo supiera que la chica sonriente que decía ser su amiga era una traidora que solo había fingido ser una buena persona para obtener información. Tal vez estaba comprándole flores... O tal vez estaba visitando a Irene... O intentando arreglar las cosas con su madre.

Las posibilidades eran infinitas. Tan infinitas que jamás habría podido imaginar el verdadero motivo...

Fue entonces, al escuchar el tercer tono de la tercera llamada, cuándo vomito.

Lo hizo repentinamente, sin poder contenerse y sin razón aparente. Y dolió como mil infiernos juntos atravesando su garganta. El dolor lo estaba mareando. No podría soportarlo más. Miró el suelo, sintiendo que se desvanecía. Este estaba manchado con su asquerosa bilis, y Zhanghao sabía que a su novio no le gustaría eso.

Pero no limpiaría. No porque no quisiera. No lo haría porque el dolor lo estaba matando de adentro hacía afuera.

Tomó el teléfono de nuevo, sabiendo que no podría soportar más el la sensación de desvanecimiento, y llamó a su madre. Sí, la mujer aún debía estar en el trabajo, pero realmente creía que estaba a punto de morir con cada respiración que daba. Y no estaba exagerando.

"¿Hola?"

"Mamá..." Susurró, un chillido escapando de sus labios debido a la articulación de las palabras y el esfuerzo que debió hacer para pronunciarlas.

Cayó al suelo, sin impórtale el vomito bajo sus pies. No estaba bien, sentía que de verdad estaba murieron por los intensos dolores y era jodido porque no podía luchar contra esto.

"¿Hao? ¿Qué sucede?" Se la notaba preocupada.

"Necesito que vengas a casa" Susurró, el aire faltandole en los pulmones. Así debía de sentirse Hanbin cuándo perdía el oxigeno.  Ahora comprendía lo horrible que era "Necesito que me lleves a un hospital... yo..."

"¿Al hospital? ¿Hao? ¿Qué ocurre?"

Pero el chico se desmayó.



The window boy - HAOBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora