IGURO OBANAI. (especial)

177 9 1
                                    

Shinjuro: ya veo, no te preocupes pequeño, te llevaré a un lugar en el que estarás bien.
Iguro: mamá...
Shinjuro: no veas, estará todo bien.

¡Es tu culpa! ¡Ojalá te mueras maldito bastardo!

En su niñez Iguro no conoció a su padre debido a que éste se divorció de su madre, cuando intentó estar junto a él había desaparecido.
En el templo que Iguro había crecido era tratado como basura por su madre, hermanas, tias, primas, incluso por su abuela, la cual lo castigaba en repetidas ocasiones encerrandolo en un sótano oscuro sin comida por dias.
Era tratado como fenómeno debido a sus ojos heterocromáticos, todas lo veían como un objeto de burla y asco, y se encargaban de lastimarlo por eso.
Sus primeros trabajos fueron atendiendo en la cocina, asi sea lavando u atendiendo a sus parientes, luego avanzó a cocinar, a la edad de 7 años.

Mientras él cocinaba no tenía permitido probar bocado alguno, nisiquiera para probar la comida, asi que su madre se encargaba de estar a su lado revisando que todo saliera correctamente.

Fue solo un error, uno solo el que provocó el enojo de ella para que tomara un cuchillo y le hiciera una gran herida en la boca como castigo.
Y todo porque cocinó algo que no llevaba la cantidad correcta de sal, la cual su abuela aborrecía y a su madre le encantaba.

Las mujeres que lo veían con esa cicatriz se alejaban espantadas de él, asi que vió la oportunidad y se fue corriendo de ahí, nunca había estado fuera de su casa, pero solamente corría, iban por él, podía sentirlo.
El auto de policia lo encontró en el parque, sentado en posición fetal y llorando a mares, fue llevado inmediatamente al hospital.

Esa cicatriz era la condena por sus errores.

Shinjuro Rengoku fue el policia que se encargó de la investigación de la familia Iguro, los cargos eran muchos, fraudes, estafas, y tenían mucho que ver con la desaparición del padre de Iguro, no se le revelaron muchos detalles a Iguro sobre él, pero entendió completamente la idea de que jamás lo vería a la cara.

Fue llevado a casa de Shinjuro Rengoku, éste había aceptado llevarlo consigo, le hacía mucha falta saber como era una familia.
Conoció a Rengoku Kyojuro, el hijo mayor de Shinjuro, el cual era bastante parecido a él, solo que un poco más entusiasta, y era solo un año menor que Iguro.

Al principio sentía bastante miedo por la mujer de la casa, Ruka Rengoku, la cual tenía unos ojos tan rojos como dos rubíes, se mantenía distante de ella, tenía miedo.
Fue atendido como un hijo más de la familia, y agradeció por siempre todas las atenciones que le dieron, creció junto a esa familia.

Fue al mismo instituto que Rengoku, iban a diferentes divisiones, pero siempre estaban juntos en los recesos.

Rengoku: ¡fue un buen dia de clases!
Iguro: no te emociones tanto, nos están mirando.
Rengoku: ¡bien!
Mitsuri: ¡Rengoku-san! ¡Disculpa! ¡Rengoku-san!

Kanroji Mitsuri, la chica más popular de ese año, su personalidad y apariencia eran encantadores para todas las personas, había tenido muchas propuestas, pero se había hecho para atrás en todas, no estaba lista aún.
Ella no estaba consciente de que era popular o de que había muchos rumores corriendo acerca de que incluso es popular en otros institutos, ella se enfocaba en sus estudios y comer bien.
Aunque su cuerpo le causaba muchas inseguridades, ya había tenido malas experiencias con ello y por lo tanto no quería relacionarse con nadie que no la esté mirando directamente a los ojos.

Rengoku: ah, ¡buenos dias Kanroji!
Mitsuri: hola... Ufff... Que cansancio, ¿no ibamos a... Estudiar... Juntos?
Rengoku: oh, cierto, se me había pasado, entonces vamos ahora.
Mitsuri: ¡si! Oh, discúlpame, no te ví, me llamo Kanroji Mitsuri.

DIAS DE MARIPOSAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora