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—Cillian, sales en treinta. —Marie, con los guiones en mano, se asomó por la puerta del camerino. El mencionado la miró a través del espejo y asintió—. ¡Hola, Noah!

—Saluda, tesoro. —El pequeño agitó ambas manos desde el sofá, dejando a un lado el Nintendo con el que jugaba. Cillian puso los ojos en blanco—. Es lo mejor que puedo hacer para mantenerlo quieto.

Dijo refiriéndose a la consola.

—El desayuno está listo. Puedo llevarlo a comer algo —le dijo Marie.

Cillian se lo pensó un momento, vio la hora en su reloj y decidió pasar sus treinta minutos restantes de descanso junto a su hijo y Marie en el comedor.

—Ya, cariño. Con eso es suficiente. —Cillian le quitó el frasco con leche de chocolate de las manos a Noah—. Anda, termina tus tostadas.

Mientras su hijo disfrutaba de un rico desayuno, él se inclinó por un simple café americano. No le gustaba grabar escenas con el estómago lleno.

La película de la cual era el protagonista se desarrollaba en un Nueva York del siglo xx. Por lo tanto, tenía que vestir muy a lo Gran Gatsby, sin mencionar la cantidad de gel que llevaba en su cabello (algo que realmente odiaba).

—...es bastante normal —continuó Marie, retomando la charla con Cillian sobre el orden y limpieza en casa—. Si no estás en casa todo el día y llegas a altas horas de la noche, lo único que quieres es dormir. Ahora, suma a eso que tienes un pequeño de seis años a quien debes asear y arropar... realmente es de admirar.

—Olvidaste la parte del proceso legal con Ana —agregó en un tono sarcástico—. Es un verdadero dolor en el cu... en la cabeza —corrigió al notar que Noah lo veía.

Marie ahogó una risita.

—¡En diez comenzamos! —El grito del productor a través del megáfono retumbo en los oídos de Cillian.

Se dio prisa y limpió las manos de Noah con una de las toallitas húmedas que llevaba con él siempre. Marie se ofreció a cuidarlo mientras él iba a grabar sus escenas, lo cual le agradeció repetidas veces antes de marcharse.

Los cabellos alborotados de Nina relucieron bajo la luz de los reflectores cuando Cillian entró al estudio. A lo lejos vio al director sentado en su silla, leyendo el libreto y observando la escena detenidamente. Con un solo movimiento de cabeza se saludaron en silencio.

Cillian tomó asiento cautelosamente para que la maquillista le diera un último retoque; al mismo tiempo se dedicó a observar a Nina y lo bien que interpretaba aquel personaje. Le parecía increíble que luciera mayor de lo que era, pues con el maquillaje y vestimenta parecía tener alrededor de 35 años.

Había pasado dos años desde que Christopher Nolan lo contactó para ofrecerle el papel protagónico de su próxima película. Debido a su duradera amistad, y tras leer el guion, aceptó la propuesta. Todo pintaba bien, todo iba viento en popa, sin embargo, la actriz que interpretaría a Harriet Davis (la coprotagonista) se echó para atrás por razones personales.

AGAPE ⭒ CILLIAN M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora