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Los días se habían vuelto más cálidos hacia finales de enero

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Los días se habían vuelto más cálidos hacia finales de enero. Las decoraciones navideñas habían sido reemplazadas por corazones y flechas de cupido, anunciado el tan esperado día del amor y la amistad. Esperados por unos más que otros, sin duda.

Nina sabía lo que eso significaba; como todos los años, Tamara y su marido viajaban un fin de semana a las cabañas de la montaña. Cabe mencionar que era un viaje sin niños, por lo tanto, quien se quedaba en Seattle cuidando a los dos pequeños era nada más y nada menos que ella.

-¡Tía Nina! ¿Podemos comer un poco de algodón de azúcar? -Thomas, el mayor de sus sobrinos, tiró de su brazo hacia uno de los puestos a los costados del callejón.

-Solo uno para los dos -dijo Nina, revolviendo el interior de su bolso para sacar un par de billetes-. Y ni una palabra a sus padres.

Thomas y James intercambiaron una mirada traviesa antes de correr al puesto.

Nina había atiborrado el fin de semana con actividades tanto en casa como fuera de esta. Desde manualidades hasta visitas al zoológico de la ciudad; todo con tal de drenar la energía de sus sobrinos y que así pudieran dormir sus horas completas.

El sábado por la tarde habían visitado el parque de diversiones, el cual solo recorrieron, ya que ninguna de las atracciones era apta para niños. Pero eso no impidió que fueran a cada uno de los puestos de juegos, y que Thomas y James arrasaran con todos los premios; desde un simple caramelo hasta peluches que les sacaban una cabeza de altura.

Nina se divirtió viéndolos ir de un lado a otro. Disfrutaba cada segundo que pasaba con ellos, tanto que se olvidaba por completo de las miradas y susurros que se formaban al pasar junto a un tumulto de personas. Era evidente que la reconocían, sin embargo, por alguna razón, estaban respetando su espacio. Quizá se debía al hecho de que iba acompañada por dos menores de edad. Fuera cual fuese la razón, Nina estaba más que agradecida.

La realidad era que no habían terminado ahí por casualidad. Dos semanas atrás, Cillian y Nina se habían reunido con el resto del elenco de la película para negociar fechas de promoción. Y, tomando provecho, este terminó invitando la cena esa misma noche en su casa.

Charlaron por horas; desde las terribles audiencias de Cillian y su ex mujer hasta los planes que Nina estaba haciendo para el fin de semana con sus sobrinos. Cillian le recomendó unos cuantos lugares que frecuentaba con Noah de cuando en cuando, uno de ellos siendo el parque de diversiones a las afueras de la ciudad, que terminó siendo todo un éxito.

-¡A la ducha ambos!

Nina se metió a la cocina luego de que sus sobrinos corrieron escaleras arriba. Habían llegado a casa de Tamara justo a tiempo para la cena. Verduras al vapor con pollo. Nina sintió pena por ellos, pero debía seguir las indicaciones de su hermana si no quería meterse en líos.

Calentó la comida y la dejó en la mesa para luego irse a echar al sofá de la sala. Los pies le punzaron cuando se sacó los zapatos, sintiendo un alivio tras un largo día de seguirle los pasos a sus sobrinos, que -en ese preciso momento- bajaron las escaleras y se dirigieron a la cocina.

AGAPE ⭒ CILLIAN M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora