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La velada que Cillian preparó al volver a casa tenía un solo propósito: pasar un buen rato con Nina

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La velada que Cillian preparó al volver a casa tenía un solo propósito: pasar un buen rato con Nina. Con su platillo y vino favorito, estaba listo para recibirla; sin mencionar el lindo obsequio que le tenía, al cual le había dedicado más de una hora para envolverlo con el papel decorativo que le había quedado como rezago en diciembre.

Durante los días que pasó en Irlanda, alejado de los medios y del bullicio de la ciudad, pensó una y otra vez en lo que llevaba sintiendo por Nina esos últimos meses. Le gustaba, era evidente. Le parecía una mujer hermosa de pies a cabeza; adentro y por fuera. Era una belleza hipnotizante; no solo física, pero su manera de pensar, hablar y expresarse lo hacía perder la cabeza.

¿Le preocupaba la diferencia de edad? Sí. Claro que era un punto que podía abrir una discusión, sin embargo, creía que ambos eran lo suficientemente conscientes -y maduros- para poner las cartas sobre la mesa (sentimientos) y ser honestos el uno con el otro.

¿Le preocupaba lo que las personas pudiesen opinar de él por salir con una chica menor? No. Así como nunca le había importado un bledo la fama, salir en portadas de revista o ganar el premio más prestigioso del cine; no tenía por qué darle importancia a la opinión de alguien ajeno a una relación íntima.

Mucho tiempo vivió con alguien que nunca supo valorarlo. Una persona narcisista, egoísta, cuyo interés iba más allá de lo sentimental. Violet lo había destrozado durante años; incluso después del nacimiento de Noah, pensando que la relación podía mejorar, decidió quedarse. Por él, por su hijo. Ya no había amor ni cariño, solo discusiones y amargura. Cillian sabía sus intenciones, sabía que deseaba llevarlo a su límite para hacerlo perder la cordura y así poder excusar el divorcio que ya se avecinaba.

Sin embargo, él nunca dobló el brazo. Por más que Violet jugaba con sus heridas, se mantuvo firme con sus valores y acciones. Sabía que las tenía todas para perder, pero también sabía que tenía a dos personas por quien luchar: Noah y él mismo.

A pesar de todo, él jamás iba a culpar a Violet por no saber cómo irse. Lo que le enfureció era que se aprovechara de su nobleza y amor hacia ella para hacerlo. Todo habría sido tan sencillo si lo hubieran hablado desde un principio.

Y entonces llegó la calma después de la tormenta.

—¡Es hermoso! —exclamó Nina, extendiendo el suéter de lana en el aire. Cillian sonrió de oreja a oreja al ver su reacción.

El brillo en sus ojos le avivó el alma.

—No estaba muy seguro de que te fuese a gustar —le dijo Cillian, rascándose la frente—. Pero recordé que te gusta coleccionar suéteres, y te-

—Gracias. —Nina lo interrumpió con un abrazo. Se había colgado de su cuello, mejilla con mejilla—. Me gustó mucho. Aunque no era necesario, te lo agradezco. Es muy lindo cuando alguien piensa en ti.

AGAPE ⭒ CILLIAN M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora