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Pasaban de las tres de la tarde cuando Cillian despertó de golpe en el sofá de su estancia. A su lado estaba Noah todavía con un dedo presionando su hombro. Rápidamente se incorporó y se talló los ojos para enfocar la vista en su hijo.

—Papá, tengo hambre —le dijo éste sobándose la barriga.

Cillian bostezó y se puso de pie. Todavía desorientado, vio el reloj y después a su hijo. ¿Cuánto tiempo había dormido? Lo último que recordaba era haberse tumbado en el sofá con el portátil para responder los correos pendientes en su bandeja. Dedujo que había sido tanto su cansancio que terminó cayendo en un profundo sueño. Y, claramente, no había respondido a ningún correo.

Media hora después, el cronómetro del horno hacía tic-tac mientras la pizza se cocinaba dentro. Noah y Cillian se habían sentado en la sala para elegir una película entre las tantas apiladas en los estantes.

—¿Volver al futuro? Qué buen gusto —expresó un Cillian sonriente al ver que Noah había elegido una de sus películas favoritas.

Sin pensarlo, extendió una mano hacia la mesita de centro y cogió su móvil. Arrugó el entrecejo al ver unos cuantos mensajes de Anna, su representante, pero ninguno de quien más los esperaba.

—¿A dónde vas, papá? La peli está por comenzar —reprochó Noah, que se había acomodado en el sofá contiguo, apañandose de la manta que solía ser utilizada por Cillian.

—Vuelvo enseguida —replicó antes de salir por la puerta hacia el porche. Enseguida llamó al número de Anna, siendo atendido por su secretaría que luego lo comunicó con ella—. Lo siento, Anna. No había visto tus mensajes de texto. Noah está pasando el fin de semana conmigo y, bueno, eres madre también. Sabes lo que es eso.

Anna rio.

Lo sé, no tienes que disculparte por ser papá —le dijo ella con ese usual tono de voz que tranquilizaba a cualquiera—. Solamente quería notificarte que el lunes por la mañana tienes agendada la cita con los nuevos estilistas. Tomarán tus medidas y, probablemente, te van a sugerir un corte de pelo.

—¿Un corte de pelo? —preguntó ofendido, a lo que Anna no pudo evitar reír—. ¡Oh! ¿Te parece divertido?

Está bien. Fue solo una idea. Puedes decir que no, lo sabes —respondió Anna—. Recuerda que las sesiones fotográficas para Vogue y GQ son los martes y miércoles. Puedes llevar a Noah, si no hay quien lo cuide.

Me encantaría no tener que llevarlo. Creo que no es lugar para un niño —admitió, sabiendo que Noah no la pasaba bien cuando tenía que ir con él a trabajar—. ¿Existe la posibilidad de contactar alguna agencia de niñeras?

¿Qué pasa con la chica que solía cuidarlo?

Cillian sabía que Tamara jamás le negaría sus servicios, sin embargo, no se atrevería a pedírselo luego de llegar de un fin de semana ajetreado.

AGAPE ⭒ CILLIAN M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora