Ser padre soltero y recién divorciado le complica el trabajo a Cillian. Los llamados al set de grabación de su nueva película exigen su presencia gran parte de su día. Por lo tanto, al no poder dejar a su pequeño de 6 años en casa, se ve obligado a...
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-No es necesario que me acompañes hasta la puerta -dijo Nina cuando vio las intenciones de Cillian. Éste la miró con ojos desaprobatorios antes de abrir la puerta.
-No pienso botarte solo así, linda -replicó él bajando del auto-. Eso hablaría muy mal de mí, ¿no lo crees?
Nina negó con la cabeza y bajó también del auto.
-Eres muy necio, ¿te lo han dicho antes? -Caminó hasta el maletero para encontrarse con él, que bajaba la única valija que documentaría.
-En repetidas ocasiones -dijo Cillian-, pero soy de la idea de que ser necio funciona. Quizá la edad no ayude tanto, sin embargo, muchas veces termino teniendo la razón.
Y Nina lo comprobó cuando entraron al aeropuerto y leyeron el letrero que indicaba el mal funcionamiento de las escaleras eléctricas, incitando a los pasajeros a subir por las escaleras normales.
-No digas «te lo dije» -le pidió Nina mientras subía de dos en dos los peldaños. Cillian solo rio a su lado.
Llegaron al tercer piso y avanzaron entre la multitud hacia la sala de espera de la aerolínea. Entre miradas y cuchicheos (bastante evidentes), se escabulleron hasta la última fila de asientos.
-¿Crees que nos hayan reconocido? -preguntó Cillian con voz sarcástica. Se sentó a la derecha de Nina y la volteó a ver al no recibir respuesta. Ésta se encontraba luchando con las agujetas de sus tenis.
Cillian se inclinó para alcanzar el tobillo de Nina y colocarlo en su regazo. Ella lo observó mientras le ataba las agujetas con una rapidez estupida. Al terminar, le dio un golpecito en la espinilla y le sonrió.
-Gracias -dijo ella, bajando el pie nuevamente al suelo-. Eso fue muy papá de tu parte.
Cillian no pudo evitar soltar una carcajada, echando la cabeza hacia atrás.
-No sabes cuantas veces quise hacerlo durante las grabaciones. Cada vez que te veía andar por ahí con las agujetas hechas todo un lío, se me ponían los pelos de punta -confesó, sintiéndose un poco apenado hacia el final de la oración.
-Eres muy tierno. -Nina metió una mano entre la sudadera y su cuello, colocándola alrededor de este para acariciarlo-, y siempre estás calientito. Me gusta mucho eso.
-¿Quieres que te abrace?
Cillian abrió los brazos de par en par. Ella rio y se abalanzó sobre él, aprovechando el hecho de que, justo momentos atrás, se habían quedado completamente solos en la sala.
-Hueles delicioso -dijo Nina, enterrando la cara en el cuello de Cillian-. Si pudiera no ir a la boda de mi prima y así quedarme contigo, lo haría. Pero me echaría a mi madre encima y, seguramente, sería el cotilleo de toda la familia... más de lo habitual.
Nina se había sentado entre las piernas de Cillian, cuyas manos la sostenían de la cintura como soporte.
-Tu y yo tenemos que tener una plática tendida sobre todos estos comentarios que haces sobre tu familia -le dijo, tomándola del mentón-. ¿Siempre has tenido problemas con tu madre?
