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Ni el sosiego de la mañana ni la gruesa cortina que cubría el ventanal impidió que Nina despertara de un sobresalto; agitada y con el cabello enmarañado, se sentó en la cama y recorrió en un segundo su alrededor

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Ni el sosiego de la mañana ni la gruesa cortina que cubría el ventanal impidió que Nina despertara de un sobresalto; agitada y con el cabello enmarañado, se sentó en la cama y recorrió en un segundo su alrededor. Ese, definitivamente, no era su dormitorio.

Estiró una mano para tomar su móvil, que vibraba entre el Rolex y la billetera en la mesita de noche. Se quedó un momento observando el reloj, siguiendo las manecillas con la mirada. Y entonces recordó dónde estaba y con quien había pasado la noche.

—Oh...

Por inercia, se fijó bajo las sábanas, sintiendo un alivio al ver su torso cubierto por una camiseta. «Solo nos besamos», pensó en un intento de tranquilizarse a sí misma. ¿O estaba tratando de convencerse?

El móvil volvió a vibrarle en la mano, de modo que volvió en si para responder la llamada entrante.

—¿Si? —dijo mientras se levantaba de la cama para ponerse los zapatos.

¡Querida! —La inigualable voz de su madre retumbó hasta las profundidades de su ser—. ¿Cómo estás, tesoro?

Nina procedió a responder a la vez que intentaba amarrarse las agujetas sin soltar el móvil. ¿No pudo estar en otra situación menos incomoda que esa? Echó un vistazo al Rolex cuando su madre hizo hincapié en la hora, aconsejándole que debiese considerar despertar más temprano.

—Tuve una mala noche, mamá —mintió. Abrió la puerta de la habitación y salió al pasillo, a lo lejos oyendo el ruido de la regadera.

Bueno, como sea —continuó su bella madre—, el día de ayer me llamó tu tía Adeline para confirmar tu asistencia a la boda de Andrea.

Nina se detuvo a mitad del corredor y se llevó una mano a la cara. Había olvidado por completo la boda de su prima.

—¿Me puedes recordar la fecha?

—¡Lo sabía! Sabía que lo habías olvidado, Nina —dijo su madre con voz exasperada—. ¿Sabes por qué envían las invitaciones con anticipación? ¡Para que no suceda esto!

—¡Solo estoy preguntando la fecha, mamá! —respondió con el mismo tono de voz.

En ese momento dejó de escucharse la regadera.

Es el próximo sábado. —Nina respiró, aliviada, al recordar que no había ocupado ese día con trabajo—. Tamara me dijo que volarás con ellos, así que no tendrás que preocuparte por comprar un boleto. Ah, y tu vestido llegará estos días a tu departamento.

Nina puso los ojos en blanco. Otra cosa que había olvidado; ella era dama de honor.

—¿Papá y tu van a conducir hasta Bristol?

Sí, ya sabes que a tu padre no le gustan los aviones —dijo fastidiada—. ¿No llevarás a un acompañante?

Y entonces la puerta del baño de visitas se abrió, dejando salir una espesa nube de vapor. Cillian salió tras ésta y Nina, boquiabierta, no pudo evitar quedarse muda ante la imagen de su torso desnudo y mojado.

AGAPE ⭒ CILLIAN M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora