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El café sabía diferente esa mañana

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El café sabía diferente esa mañana. Amargo e insípido, como el día que se avecinaba. El cielo cubierto de nubes fue lo primero que advirtió al bajar del avión, arrepintiéndose casi de inmediato de no llevar un paraguas con ella. ¿Pero cómo iba a adivinarlo si de lo que menos estaba al tanto era del tiempo?

—Gracias —le dijo a la chica que le atendió y se dio la vuelta para sentarse en una de las mesas.

Mientras se comía el panqué de moras y el Latte, observaba a la gente pasar por los pasillos del aeropuerto. Unos yendo, otros viniendo. Estaba tan distraída que no se percató de la repentina presencia de Cillian a su lado. No fue hasta que este sacudió las manos que Nina reparó y se fijó en él.

No dudó en abalanzarse sobre él, dejando que la rodeara con sus brazos. Fue como si su mente se hubiese reiniciado. Su cuerpo se relajó tanto que dejó que Cillian la sostuviera durante unos minutos antes de reincorporarse.

—Es bueno tenerte de vuelta —le dijo él para romper el hielo mientras le acariciaba la espalda. Nina enterró la cara en su cuello y murmuró algo inentendible—. ¿Qué?

Se separaron sin romper el abrazo por completo, y Nina por fin pudo ver aquellos ojos que le transmitían paz y tranquilidad.

—Que no dejes que me vuelva a ir por tanto tiempo —repitió, provocando la risa de Cillian, que acunó una de sus mejillas con su mano con delicadeza.

—Cuenta con ello —dijo sonriente—. ¿Lista para irnos?

Tras cerrar el maletero, Cillian se unió a Nina dentro del auto, arrancando el motor de inmediato para salir lo más pronto posible de ahí y evitar el embotellamiento.

—Gracias por venir. Si hubiese sabido que Tammy me cancelaría de último minuto, te lo habría pedido desde anoche —le dijo Nina con voz arrepentida—. Sé que hoy es tu día de descanso y me apena mucho haberte sacado de casa-

Cillian la detuvo y cogió su mano para depositar un beso en ella.

—Tranquila. No iba a permitir que tomaras un taxi a casa —le dijo—. Y si de algo sirve saberlo, Noah está pasando estos días con su madre. Aunque, a decir verdad, apostaría lo que fuera a que le hubiese fascinado venir conmigo.

Nina no pudo evitar sonrojarse, ganándose un suave pellizco en una mejilla. Paseó con su mirada el interior del auto mientras Cillian conducía. Siempre tan impecable y ordenado, justo como lo era él. Entonces se tomó un momento para observarlo, percatandose de que su cabello estaba más largo que la última vez que lo había visto.

—¿Quieres que lo recorte un poco? —le preguntó mientras enterraba sus dedos entre las hebras de su pelo—. Te ha crecido bastante desde la última vez que te vi.

Él echó la cabeza hacia atrás, dejando escapar una carcajada.

—Lo he dejado crecer un poco, sí. Creo que me sienta bien, ¿tu qué piensas? —cuestionó a Nina, enarcando una ceja en su dirección.

AGAPE ⭒ CILLIAN M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora