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Nina pellizcó sus mejillas y se pasó la lengua por los labios, dejando un brillo similar al que dejaría un bálsamo

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Nina pellizcó sus mejillas y se pasó la lengua por los labios, dejando un brillo similar al que dejaría un bálsamo. Cillian se rio a su lado mientras avanzaban por la hierba hacia el muelle de Green Lake; le parecía incongruente que no se diera cuenta de lo hermosa que lucía incluso sin una gota de maquillaje.

—¿Ya habías venido antes? —la cuestionó.

—Una vez, con Harriet y... un amigo —dijo Nina, esto último casi en un susurro—, pero nunca de día. Tengo que admitir que es muy lindo.

Cillian la volteó a ver, notando la piel colorada de sus mejillas.

—¿Por qué me trajiste aquí? —Nina interceptó sus ojos a la vez que se cubría el rostro del sol.

Green Lake era un barrio de Seattle nombrado así por su hermoso lago en medio del parque. Visitar este era como un respiro de aire puro.

—Suelo ser muy malo con las palabras. A veces no sé cómo reaccionar o qué decir ante ciertas situaciones —comenzó a decir Cillian, metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón y balanceándose sobre sus talones—. La verdad es que no pude dormir como hubiese querido. Me mantuve despierto pensando en ti. Teniendote a mi lado, pude darme cuenta de muchas cosas, pero también de empatizar más contigo. Es increíble la paz que se refleja en tu cara cuando duermes. Me reconforta, a pesar de haber llorado horas antes.

Nina lo escuchaba en silencio. Su voz se mezclaba con las repentinas ventiscas que sacudían a los árboles a su alrededor.

—Vine a este lugar el mismo día que le pedí el divorcio a Violet. Luego de que empacó sus cosas para marcharse con Noah, no sabía a dónde ir. No tenía a nadie que me abrazara o me dijera que todo iba a estar bien. —Hizo una pausa para tomar un respiro—. Y entonces conduje hasta este lugar. Estuve horas sentado justo aquí, donde estamos parados.

Ambos voltearon a ver sus pies.

—¿Por qué? —dijo Nina.

Él se encogió de hombros.

—Supongo que la naturaleza, el silencio y la lejanía de todo me hizo sentir mejor —explicó—. Aquí puedo ser una persona normal. No el famoso Cillian Murphy. No Tommy Shelby ni una de todas esas mierdas. Solo yo. El que es padre, el que disfruta de la soledad y también de la compañía. El que se enamora y se desenamora. Aquel que comete errores y los enmienda. Puedo ser un amigo, amante, hijo y padre a la vez o por separado. Y... quiero compartirlo contigo.

Nina sonrió a medias, pensando en lo difícil que debió haber sido. Aun cuando nunca había estado casada ni tenido hijos, era capaz de entender hasta cierto punto. Con un movimiento, Cillian pasó un brazo por encima de sus hombros para acercarla aún más.

—Gracias, Cillian —dijo ella, envolviendo el torso de Cillian con sus brazos—. Me haces sentir bien.

En ese preciso instante el celular de Cillian vibró en sus pantalones. Se excusó un momento para atender la llamada y se alejó unos cuantos metros. Nina, por su lado, se hincó para sumergir una mano en el lago (haciendo caso omiso a los letreros que prohíben hacerlo). El agua estaba tan fría que le durmió la mano al contacto.

AGAPE ⭒ CILLIAN M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora