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Nina no podía creer a sus ojos cuando vio a Dean en el vestíbulo del hotel

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Nina no podía creer a sus ojos cuando vio a Dean en el vestíbulo del hotel. Su mente se nubló y las piernas le pesaron de repente, forzándola a quedarse pegada al sillón mientras lo seguía con la mirada. Todo sucedió muy rápidamente; Dean anduvo con elegancia hasta ella, pavoneándose entre el tumulto de personas que no pudieron evitar fijarse en él.

Durante un momento Nina pensó en salir corriendo y ahorrarse esa incomoda conversación que tanto había estado evadiendo. Sin embargo, cuando los ojos de Dean se detuvieron en ella, se le revolvieron las entrañas y se levantó como si hubiera sido impulsada por un resorte.

—Después de ti —dijo Dean, alzando una mano hacia la entrada del restaurante.

Nina se movió en silencio, caminando a unos pasos adelante. Su mente era un torbellino de preguntas: ¿de qué hablarían durante la cena? ¿estaba Dean tan nervioso como ella? ¿la había comenzado a odiar por la manera en la que lo había corrido días antes?

La anfitriona los esperaba para llevarlos a una de las mesas disponibles, y Nina decidió quedarse atrás, escuchando sin querer la conversación entre la chica y Dean mientras doblaban hacia un área alejada del resto de los comensales («Sé que es mucho pedir, pero buscamos una mesa donde tengamos privacidad, por favor»). No pudo evitar poner los ojos en blanco.

—En un momento viene alguien a tomar su orden —dijo la chica, y se retiró.

La mesa estaba pegada a un ventanal que otorgaba un panorama fantástico de la ciudad. Gracias al cielo era de noche, y la vista de afuera hacia adentro del lugar se distorsionaba lo suficiente como para no distinguir a quienes estaban allí.

—Bueno, no pienso desaprovechar ni un segundo de nuestro tiempo aquí —dijo Nina, extendiendo la servilleta de la mesa sobre su regazo. Quería hacer cualquier otra cosa que no fuera verlo—. Así que, si no te importa, tomaré la palabra.

—Adelante.

Ella tomó una bocanada de aire y abrió la boca para hablar:

—Debes de entender que no te odio —dijo primero, y Dean alzó una ceja—, pero aparecer de repente afuera de mi departamento no fue la mejor forma de volver. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, que supe de ti a través de una carta.
» Me volví loca, Dean. Por mucho tiempo viví pensando que había hecho algo mal y que había sido mi culpa que huyeras. Pero supongo que todo esto lo sabes por Harriet; sé que ella mantuvo contacto contigo. Y por más que le suplicaba que me dijera algo de tu paradero, no lo hacía... porque tú no querías que lo hiciera.

En ese momento, llegó la mesera con un par de cartas que dejó al centro de la mesa, y se retiró.

—Lo hice por tu bien, Nina —intervino Dean, deslizando una carta hacia ella y tomando la otra—. Porque sabía que no iba a volver pronto y no podía vivir sabiendo que, mientras comenzaba una nueva vida con mi nuevo trabajo, tú te destrozabas.

AGAPE ⭒ CILLIAN M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora