Siete

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Quien entró en la estancia sin esperar a que el príncipe diera su autorización era el mismísimo rey Jeon.

La pareja apenas tuvo tiempo de tomar distancia, Jungkook llevó su mano a su cuello para reacomodar la ropa en esa zona y darle una mirada serena a Taehyung que estaba un poco aterrado. El rey Jeon ingresó unos segundos después de que se separaran.

—Su majestad—Taehyung se inclinó colocándose de rodillas con la frente en el suelo, agradecido de que pudiera esconder su rostro abochornado y aterrado del soberano, aspiró con disimulo para asegurarse de que el aroma de Jungkook no fuera perceptible aunque no pudiera hacer nada para disimularlo, se alivió de que solo se encontró con la menta, la naftalina y el alcanfor.

—Padre—El príncipe por su parte reverenció 90 grados como correspondía y habló con una serenidad inexistente—¿A qué debo el honor de su visita?—más que temor sentía ira de que interrumpiera el encuentro con el alfa.

¿A dónde se fue su cordura?

Taehyung por su parte estaba sorprendido de la neutralidad en el tono del principe.

—Enderezate hijo.

Jungkook tembló al superar la emoción inicial que le provocó el encuentro, esperaba que esas notas de aroma frutal que él mismo sentía no fueran percibidas por su padre, por precaución siempre mantenía encendido incienso especialmente preparado para neutralizar olores en su habitación y otra cantidad de trucos para confundir el olfato del lobo. Además de su actitud impasible, fría y lejana que entrenó durante años.

Si había que ser honestos, las únicas personas que vieron al príncipe dejarse llevar por sus más bajas pasiones fueron su madre y Taehyung.

—Simplemente estaba cerca y pensé que era oportuno pasar para llegar juntos a la reunión de esta tarde.

Jungkook hizo un esfuerzo desmedido por no hacer una mueca de desagrado, consideraba las reuniones con el concejo un tedio que quería evitar hasta que tuviera que asumir. Y ¿por esa estupidez había interrumpido su encuentro con el alfa? otra oleada de ira le recorrió el cuerpo y una voz en su cabeza quería hacerle notar que se estaba preocupando por lo que no era.

—Sé que no es una actividad de tu agrado—concedió el regente—pero es importante que te involucres en estos contextos con más frecuencia, puede que el trono quede en tus manos más temprano que tarde.

El príncipe interrogó con una expresión consternada aquella afirmación repentina de su padre.

El rey le dedicó una breve sonrisa—hay personas que ven con buenos ojos alianzas estratégicas que podrían mantener a nuestra nación en paz.

Era claro, si Jungkook accedía a un matrimonio por conveniencia en los términos que su padre requería, lo más seguro es que para tranquilidad de las partes asumiera el trono. Esa posibilidad no era muy agradable porque su padre tenía los ojos puestos en una omega que además de su casta el príncipe resentía por su familia.

—Si se me permite tener elección evitaré esas tediosas reuniones cuando sea posible—declaró con voz tranquila.

—Pero yo no te lo permito, vamos—demandó el soberano aún cuando se mantenía con un tono amable. Levemente desconcertado por el pequeño desafío que mostró Jungkook a lo que fue una orden directa.

Jungkook suspiró, al menos lo había intentado—Kim, continuaremos nuestra conversación otro día—dio por concluido el encuentro con pretendida indiferencia.

Su majestad apenas y reparó en que había otra persona en la habitación, no pareció importarle porque se dio vuelta sobre sus pies y echó a andar con la certeza de que su hijo lo seguiría.

Limerencia. [Vkook] Omegaverse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora