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vi. capítulo seis el cocodrilo con trompeta
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No pasaba por la cabeza de nadie que el pantano logrará ser algo realmente hermoso de día, mucho menos por la cabeza de Lucille.
Una gota fría de agua escurría por la rama del árbol seco, para al final caer sobre el párpado de Lucille haciéndola fruncir el ceño aún dormida.
Inconscientemente llevó su mano hasta su ojos, en dónde talló levemente para quitar esa hora de agua.
A sus oídos llegó el silbido de los pájaros, al igual que los ronquidos de Naveen y los grillos también.
Rodó los ojos ante el segundo sonido. Había veces que envidiaba como el príncipe podía dormir horas y horas sin ser molestado.
Bostezo estirando su cuerpo al igual que sus brazos hacia atrás. Cuando vió como no había algo que detuviera su espalda, soltó un grito y se aferró al tronco del árbol con sus brazos.
¿Sus brazos?
Vió hacia abajo aún temblorosa, sus pies colgaban de la rama del árbol al igual que el vestido que traía puesto cuando la convirtieron.
Aunque estaba a menos de tres metros del suelo, Lucille se sentía en las nubes. La rubia negó frenéticamente con la cabeza, escondiendola entre sus brazos.
──Dios, por favor ayúdame. No he hecho nada malo, soy una buena hija. Prometo orar de ahora en adelante, te lo juro. ──balbucea enterrando sus uñas en la corteza del árbol.
Su vista pasó hasta el sapo, quien seguía cómodamente dormido, sin saber lo que estaba pasando.
Sollozo intentando no mirar hacia abajo. Y aún aferrada al árbol comenzó a gritar el nombre del príncipe consecutivamente.
──Naveen, despierta...
Él no despertó, solo se removió en su lugar gruñendo por lo bajo. Lucille miro hacia el cielo moviendo sus piernas en el aire.
──Naveen. ──llama de nuevo. Nada. Su paciencia comenzaba a agotarse──. Naveen... ¡Naveen!
──¿¡Qué!? ──grita él despertando de golpe. Cuando la voltea a ver su boca se abre en una perfecta 'o'──. Eres humana.
