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x. capítulo diez mi bella evangeline
Con las excelentes habilidades culinarias de Tiana lograron pasar de nada a un rico gombo de calabaza en menos de una hora. Lucille se tomó la molestia de hacer una especie de razones con ayuda de otras calabazas más pequeñas, el interior de estas fue hechado dentro de la comids para darle más sabor.
Las llamas de la fogata era suficiente para iluminar una parte del lugar en donde estaban, por lo que todos se reunieron alrededor de esta para tener un poco más de luz.
Estuvieron comiendo entre risas y parloteos durante toda la noche bajo la luna y las estrellas. Raymond a cada rato se inventaba un nuevo chiste para hacerlos reír.
──¿Quieren más? ──pregunta Tiana hacia el resto. Lucille se levanta de a lado de Louis, caminando hacia la rana.
──Es una magnífica cena, Tiana. ──halaga con una sonrisa──. Realmente tienes un don.
Tiana sonrie, haciendo unovimiento con su cabeza como agradecimiento──. Vaya, muchas gracias, Lu.
Todos prestan atención hacia la luciérnaga cuando está suelta una exclamación. Sonriendo cuál enamorado mientras observaba al cielo nocturno.
──¡Oh! ¡Ahí está! ──sus alas aletean hacia arriba, moviendolo de un lado a otro──. La luciérnaga más dulce de toda la creación.
──¿Evangeline? ──pregunta Tiana saltando hacia una de las hojas de los lotos que estaban faltando sobre el agua. Su voz tenía un tono de emoción.
Naveen copió su acción y Lucille miró hacia el cielo, buscando a la famosa luciérnaga que Raymond había estado soñando despierto.
Sin embargo, nunca la encontró. Por lo que busco a Ray en busca de alguna respuesta, él ignoró la mirada confusa de todos, siguiendo con su sueño despierto.
Louis seguía devorando su comida, por lo que nunca se dió cuenta de que no estaba presenta la reciente nombrada.
──Quiero conocer a la chica. ──balbucea dándole un mordisco al plato que tenía entre sus patas──. ¿Dónde está?
──¿Acaso no la vez? ──pregunta Ray con voz soñadora──¿No la vez ahí? Está resplandeciendo justo frente te a todos.
Lucille abrió los ojos con sorpresa. Su boca se abrió formando una pequeña o, se sentó lentamente de nuevo sobre el tronco detrás de ella, observando a la estrella más grande del cielo nocturno.
