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iii. capítulo tres lectura de vudú
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──O leyó el periódico seguramente. ──acusa Lawrence examinando a Facilier. Lucille reuda los ojos y se fuerza de brazos──. ¡Señor! Obviamente este tipo es un charlatán...
"...Le sugiero que nos retiremos y..." La rubia observó como poco a poco la sonrisa de Doctor se iba desvaneciendo ante cada palabra que el mayordomo decía acerca de él.
──¡Ten más respetillo, pequeñín! ──exclama él amenazándolo con su bastón. Lo señala con su dedo de forma acusadora──. No vas a mofarte ni a burlar.
En mi mundo estás, tuyo no.
Frente a ellos un cartel sobre la puerta se ilumina con antorchas de forma repentina. Lucille abre la boca asombrada. Una sonrisa emocionada se forma en el rostro.
Yo tengo influencia en el más allá. (Tiene influencia en el más allá.)
La puerta se abre por si sola, demostrando un interior oscuro y lleno de cosas por todos lados, una voz tenebrosa sonó desde adentro. Ahí fue cuando a Lucille ya no le agradó mucho la situación.
Lucille le tenía cierto pánico a la oscuridad, desde pequeña ha sido quisquillosa con eso. Por esa razón, siempre ha dormido con una lámpara encendida, y hasta el día de hoy lo sigue haciendo.
──Es el eco, caballeros. ──Facilier toma a los dos hombres por los hombros, arrastrándolos hacia adentro──. Es algo que tenemos aquí en Luisiana. Un truquito parlanchín. No sé asusten.
Lucille retrocedió un paso. Jadeo al sentir como era empujada hacia la puerta. Voltea sorprendida al ver como la sombra de Facilier era quien empujaba la suya con el resto.
──No, no. ──murmura ella intentando detenerse, siendo en vano. La puerta se cierra frente a su nariz. La sombra le da un último empujón a la suya haciendo que choque con el cuerpo de Naveen.
Él la voltea a ver confundido. Los dos se distraen al ver como con un simple chasquido de Facilier, una luz anaranjada alumbra levemente el lugar, mostrando una mesa frente a ellos, con cuatro sillas. Tres juntas y una frente al resto.
Siéntense a mi mesa. Con la mente en paz.
La sombra que empujó a Lucille hace rato, le quitó los sombreros que Naveen y Lawrence tenían, lanzándolos hacia unas cabezas de calavera. Un escalofrío recorrió el cuerpo de la rubia.
Si se relajan van a presenciar vudú, mi especialidad.
Dejó que Naveen pasará hacia la mesa. Luego le ofreció la mano a Lucille quien la aceptó con gusto. Una sonrisa apareció en el rostro de Facilier al ver como del cuello de la mujer, la cadena dorada colgaba. Le hizo una seña a su sombra, quien terminó pateando al viejo.
