¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
vii. capítulo siete raymond, la luciérnaga
+170 votos para continuar
──¿Y en ese restaurante tuyo servirías etoufeé? ──pregunta Louis con voz soñadora. Lucille suelta una ligera risa.
Los cuatro caminaban ──saltaban, en caso de Tiana y Naveen── por el suelo lo más firme posible que encontraran para tener feliz a la rubia, quien se quejaba de vez en cuando debido a que los olanes de su vestido ya estaban llenos de lodo.
──Chapalana, gómbo. Todo lo que te imagines. ──responde Tiana sonriente.
──Siempre he querido comer frijoles con arroz.
──No lo recomiendo. ──comenta Lucille──. Hacen que sueltes muchos gases. ──señala con la mirada discretamente a Naveen, quien rueda los ojos con fastidio.
──Mhm, como sea. ──tararea el señalado──. Louis, por favor basta, haces que mi apetito despierte.
Los cuatro detiene su caminar cerca del lago, permitiéndose descansar un rato. Ya era de noche, habían pasado casi 24 horas desde que comieron por última vez, si no es que más. Por lo que la panza de todos ──excepto la del cocodrilo── rugía adolorida.
Lucille hace una mueca mirando hacia la Luna, era Luna llena. Un enorme queso completo, como ella le solía decir cuando era pequeña.
──¿Qué estás haciendo? ──pregunta Tiana al ver a Naveen sumergirse en el lago.
El la calla con un sonido de labios, parándose sobre sus patas para caminar sigilosamente hasta la camada de mosquitos que rondaban por ahí.
──Excelente. Cómetelos para que no comienzen a picarme. ──apoya la rubia alejando a uno que le sumbaba por la oreja.
──¡Espantas a la comida! ──exclama el sapo. Deja ir su lengua hacia afuera, intentando atrapar a algun mosquito, falla en el intento, enredándose con la misma──. No es tan fácil como parece.
Volvió a hacer el intento. Está vez su lengua se enredó en un pedazo de rama. Jadeo cuando vió como su lengua regresaba con la rama. Cae al agua adolorido y con la rama en la boca.
De repente Louis se fue de su lado al mismo tiempo que Tiana soltaba una carcajada. Probablemente había ido a cazar algo, si era sincera, no tenía curiosidad ni necesidad de saberlo.
──¿Qué estás haciendo? ──pregunta la rubia observando a Tiana. La lengua de esta parecía haber tomado vida propia──. ¿¡Tiana!?
La lengua de la rana había comenzado a salirse de su boca, arrastrándola hasta la luciérnaga que había pasado frente a ella hace unos segundos, parando con delicadeza sobre unos dientes de león.
