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ix. capítulo nueve gombo del pantano
La rubia se había dado por vencida ante la idea de que tanto Ray como Louis terminarán pronto, por lo que mejor decidió sentarse en un tronco caído. Haciendo nada más aparte de observar como aquel cocodrilo sufría las consecuencias de los actos que cometió minutos atrás.
Alzó la mirada al escuchar unas cuantas risas, las cuales se acercaban cada vez más. Sus ojos se abrieron ligeramente al ver a los dos anfibios caminar hacia ellos, curiosamente riendo de quien sabe que.
Volvió su atención a Louis, quien se quejó cuando una nueva espinilla salió incrustada de su piel.
──Duele. ──se queja él hacia la luciérnaga──. ¡Duele!
──Esta bien atorada, ya casi.
Tiana se acerca al cocodrilo preocupada mientras esté cierra los ojos con dolor y su boca suelta varias quejas a la vez.
Ray sale detrás de Louis al notar la presencia de Tiana y Naveen.
──Lo siento, cherrie. Ya se que quieren ir con mamá rápido. ──sus manitas sacan una nueva espina, causando otro grito por parte de Louis──. Pero está pequeña "extracción" se tardará un largo rato, ¿sí?
Louis lloriquea ante las palabras del insecto, recostando su cabeza sobre la tierra con una mirada triste en su rostro.
──Oh, pobre Louis. ──suspira Tiana palpando la nariz del animal.
Los ojos del cocodrilo brillan ante las palabras de la rana.
──¿Sabes que me haría sentir mejor? ──pregunta él con cierta felicidad en su tono de voz. Lucille entrecierra los ojos, cruzándose de brazos
Louis suelta otro grito cuando Ray sacó una nueva espina de su trasero. Respira profundo para seguir hablando.
──Camarones bañados en salas rémoulade. ──sonríe internamente, imaginando aquel platillo. Luego su cara cambia a una de dolor──. ¡Piedad!
──¡Falta poco! ──exclama Ray desde atrás. Voltea hacia la rubia, negando con la cabeza. Lucille suelta una ligera risa.
Louis sigue vagando entre sus pensamientos de comida, imaginando cada una de ellas. Tiana se aleja un poco de él, buscando a su alrededor algo con el que saciar el hambre del carnívoro.
Lucille se levanta del tronco caído en el cuál estaba sentada, ayudando a Tiana a buscar algo de comida.
Camina hacia algunos arbustos, se agacha para recargar sus brazos sobre sus rodillas.
Con su mano mueve una enorme hoja verde, que escondía una bonita calabaza.
Sonríe tanto la verdura en sus manos para levantarse del suelo y caminar de regreso al grupo.
