𝐢. the life in Maldonia

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i. capítulo uno
la vida en Maldonia



En Maldonia, la vida era prácticamente perfecta. No había problemas, la gente convivía en paz y todos los días eran soleados y hermosos. Sí, definitivamente un hermoso cuento de hadas.

Antes de morir la dama de compañía de la Reina, Marina, dió a luz a un tierna bebé. Con cabellos dorados como los suyos y ojos lila como los de su supuesto padre.

Lucille fue el nombre que se le dió a la bebé. Que a excepción de sus ojos, era una copia idéntica de su madre, cosa que conmovió a la Reina y terminó haciéndose cargo de la recién nacida.

Naveen tenía cinco años cuando Lucille nació. Con toda la curiosidad que cargaba ese pequeño cuerpo no se quería separar de su madre, quien cargaba a la bebé de cabellos rubios la mayoría del tiempo.

Nunca se dió a conocer la identidad de la madre de Lucille al resto de Maldonia. El secreto nunca salió de los enormes muros del castillo, por eso, la gente comenzó a hacer suposiciones y rumores.

"Tal vez sea la hija de algún millonario."

"¿Acaso lo harán par quedar bien?"

"Probablemente sea la prometida del príncipe Naveen."

La prometida del príncipe Naveen. Ese fue el rumor que pasó de boca en boca por todo Maldonia. Tanto así, que terminó quedándose.

Los Reyes no lo vieron como una mala idea. De todas las opciones que tenían para que su hijo tuviera una esposa, Lucille era la mejor. Y aunque solo fuera una bebé, ellos podían esperar.

Tenían mucho tiempo y buenas expectativas, ya que, desde que Lucille llegó al mundo, el príncipe no paraba de halagarla y darle lindos cumplidos, aunque sabía perfectamente que ella no entendía nada de lo que decía.

──Sabes. ──murmura Naveen con una sonrisa──. De ahora en adelante el lila será mi color preferido.

Lleva su mirada al interior de la cuna. Lucille tenía su manita envuelta en uno de sus dedos, una risa sale de sus labios al escuchar la voz de Naveen.

──¿Ese cumplido a qué viene, hijo mío? ──pregunta el Rey sin despegar la vista de su libro.

──De ahora en adelante, padre, voy a recordarle a Lucille lo linda que es. Todos los días. ──responde Naveen con una sonrisa orgullosa en su rostro.

Los reyes de ven mutuamente. Una mirada de complicidad se reflejaba en sus ojos. No era mala idea convertir a Lucille y a Naveen en pareja. Sin embargo, había un pequeño problema... ¿Alguno de los dos realmente se amaba?



[ . . . ]



Los pájaros silbaban afuera de su ventana una dulce melodía, alterando así el sueño de Lucille.

YES TO HEAVEN                                                      prince naveenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora